Esta racha adversa ha alejado a los indómitos a seis juegos completos del primer lugar, que está en poder de Sancti Spíritus (31-18), pero lo peor es que ya están al borde de caerse de la zona de clasificación, pues ahora mismo acumulan 25 sonrisas y 24 reveses, lo mismo que los propios matanceros y Pinar del Río, abrazados todos entre los lugares siete y nueve.

Con respecto a lo ocurrido sobre la grama del estadio Guillermón Moncada, creo que entenderá perfectamente lo que se vivió si le digo que los yumurinos marcaron 11 carreras en el mismo primer inning.

Hasta cuatro lanzadores necesito el mentor Eriberto Rosales para sacar los tres primeros outs del choque y ahí mismo murieron casi todas las opciones de triunfo de los dueños de casa, más allá de que los bates “rojinegros” sí se comportaron a la altura, pero el pitcheo nunca pudo frenar a los occidentales.

La ofensiva montañesa pegó 18 imparables (la misma cantidad que los ganadores), incluido tres cuadrangulares (por uno los Cocodrilos), pero ni siquiera esto sirvió para que las Avispas pudieran escapar del fracaso.

Y es que a las 11 iniciales, los de la llamada Atenas de Cuba le sumaron una en el tercero, dos en el cuarto, otro par en el séptimo y una más en el octavo. Basta con decir que de los siete serpentineros santiagueros que vieron acción, únicamente el último (Jaime Pelegrín) no recibió anotaciones en contra.

Muy difícil se les pone el panorama a los pupilos del profesor Rosales, que ahora mismo no se ve de qué forma encontrarán fuerzas para sacar a flote la nave “rojinegra” y hacerla navegar hasta el puerto de la post-temporada.

A todas luces, parece ser el bateo el clavo ardiendo del cual hay que colgar las aspiraciones, porque del pitcheo y la defensa solo se tienen malas noticias.

Habrá que mantener la confianza en los muchachos. Veremos cómo reaccionan mañana miércoles, con el derecho Jorge Luis Bravo en la lomita y con Dariel Góngora como rival desde la otra colina.