Lo diferencia de sus coterráneos su camisa, sombrero de yarey y la vocación por el campo. Este joven habla de planes futuros con una seriedad que no se corresponde a su corta edad.

“No sé lo que es dormir ocho horas, salgo de vez en cuando, pero todos mis días inician a las 5 de la mañana y terminan cuando muchos se preparan para salir de fiestas”, comentó.

Héctor estudió Veterinaria y tiene en Holguín familiares campesinos, de ambos aprendió algunos detalles teóricos que le sirvieron para ser el responsable de una finca ubicada en la carretera vieja del Cobre.

“Tuve muchos contratiempos en mis inicios, pues en ese momento no habían tierras disponibles. Salí a buscarlas, era mi sueño lograr lo que tengo hoy. Fui a la agricultura con evidencias de que existían terrenos disponibles, y me los entregaron”, añadió Héctor.

El apoyo de la familia en cada paso que da un miembro es fundamental para seguir adelante. “Mi hermano estuvo siempre para mí, sin él no se hubiese materializado este anhelo; escogió trabajar conmigo por encima de su carrera de Medicina.

“Vivía en el centro, tenía comodidades, todo estaba cerca de casa, pero dejé eso y me fui. Mis amigos, vecinos e inicialmente mis padres me decían que no me creían capaz”, refirió con rostro de satisfacción.

Enfrentar las adversidades para triunfar es parte de un largo camino que hay que recorrer. “Aquel lugar estaba destrozado, no había agua ni corriente, solo basura, escombros y árboles, era completamente un monte.

“Con esfuerzo, construimos una casa. Contamos con 13,5 hectáreas, de esta, 1 es para plátano, yuca, boniato, calabaza,  aguacate; 1.5 de pasto y forraje, para los animales.

“Ahora estoy cultivando la frutabomba, guayaba, mango, zapote, mamoncillo y ciruela. Tenemos 47 chivos, 37 ovejos, 10 vacas y más de 30 aves entre gallinas y guanajos”, detalló.

Ser útil y ayudar a otras personas a mantener una adecuada alimentación, principalmente a los niños, es una labor con profundo sentido humanista. “Le entrego gran parte de estos productos a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) `El Cobre´.

“Mi objeto es ganado menor, por eso lo que más aporto es leche de cabra, y esto me llena de satisfacción porque está destinado a pequeños hospitalizados con cáncer. Me identifico porque tengo un hermano que es discapacitado mental, y sé lo importante que es este alimento para ellos .Ver su hermosa sonrisa, cada vez que la bebe, y escuchar a diario ˋhermano te quiero´, me llenan de fuerzas para seguir trabajando con entrega”, refirió, mientras emociones encontradas invadían su rostro.

“Trabajamos cuatro personas allí, incluyendo mi papá, quien aunque es taxista se ha contagiado con la faena en `La Luisa´,  y no hay una semana que no pase al menos dos días por allí, y mi hermano, que ahora mismo no encuentro las palabras para expresar lo importante que es para mí”, destacó.

Planearse metas para continuar desarrollando la finca es uno de los objetivos de Romilio Salazar. “Solicité dos caballerías para incrementar la cría de ganado mayor, y es este mi proyecto más preciado.

“Aconsejo a los que tienen mi edad, que aunque parezca difícil, lo que nos propongamos sí puede hacerse realidad. El trabajo me ha ayudado a forjarme como campesino y ser humano. Exhorto a la dirección de la agricultura de la provincia que intensifique el apoyo hacia nosotros, porque por mi parte el esfuerzo y el compromiso están garantizados”, expuso.

Para este muchacho su finca es el mayor de los tesoros después de la familia. Los jóvenes aportan un granito de arena en la agricultura respondiendo de manera contundente al llamado de las máximas autoridades de contribuir a la soberanía alimentaria. Héctor, el joven santiaguero es un ejemplo de cómo favorecer la agricultura familiar a este cometido.