Al igual que en 1982, cuando se estrenó en los órganos del Poder Popular, recibió con asombro la noticia pues considera que “tras la nominación de candidatos todos estamos en igualdad de condiciones pues en Cuba es el pueblo quien nomina, elige y hasta revoca a sus representantes; o sea, venimos, nos debemos y, de alguna manera, tanto en las sesiones y en el trabajo general de la Asamblea Municipal del Poder Popular, somos el pueblo”.
Ella, fue ratificada como delegada de la circunscripción 34 enclavada en el Consejo Popular “Enma Rosa Chuy” -que también lidera- pero desde hace algún tiempo, comenta, pensó “cesar en estas responsabilidades tan altas y complejas de representar, gestionar soluciones, de tener no pocas querellas con administrativos y hasta con algunos electores que cometen indisciplinas; porque son 40 años como delegada -algunos más como esposa y madre, también abuela, militante y profesora- pero fui propuesta en varias asambleas de nominación y resulté vencedora en primera vuelta.”
Al asombro, según refiere, se añade compromiso; al compromiso, incondicionalidad -a los electores y a la Patria- y a la incondicionalidad, el continuar “con el pie en el estribo igual que el General de Ejército. Comenzar las tareas a las 5 de la mañana, visitar la panadería, recorrer las bodegas, las unidades gastronómicas, chequear la limpieza de parques, calles y otros espacios públicos, luchar para eliminar los salideros, atender a la población, ir a las entidades, al gobierno y a donde sea, con tal de dar solución, o al menos, una respuesta adecuada a esa gran familia que tengo integrada por casi mil personas”.