Ese cubanísimo hombre es Fernando González Llort. Sí, uno de los Cinco que estuvieron presos en cárceles de alta seguridad de los Estados Unidos. Él fue injustamente sentenciado en el 2001 a 18 años de prisión y, tras la intensa lucha de nuestro pueblo, fue liberado en el 2014.
Durante la jornada dominical percibí todo el amor -y admiración- que le profesan en Palma Soriano, municipio del que es candidato a diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, y -a la vez- el que él siente y demuestra por aquellos “a los que representaré en el Parlamento y de los que ya conozco sus virtudes y necesidades. Palma es una tierra que ha aportado mucho a la nación y que decide en la construcción de nuestro socialismo”.
González Llort, ha intercambiado con gente procedente tanto de barrios céntricos como periféricos de la Ciudad del Cauto y de las zonas rurales y montañosas del municipio: “He aprendido que un diputado debe conocerlo todo, absolutamente todo sobre la demarcación que representa. Me niego al divorcio con mis electores, esos que depositan su confianza y cuya voz y voto seré ante el órgano supremo del Poder del Estado".
“Aquí se encontraron los tres frentes guerrilleros en diciembre de 1958 y Fidel convocó al pueblo a la Huelga General, a través de Radio Rebelde, para evitar que fuera escamoteado el triunfo revolucionario. Solo estos acontecimientos me hacen sentir un orgullo indecible por este pueblo palmero. Hace algunos días me dijo una joven que estaba emocionada por el hecho de yo ser candidato a diputado por aquí; yo enseguida la requerí diciéndole: la emoción es mía porque ustedes, mis compatriotas, fueron la razón por la que estuve preso y son el motivo por el que continúo luchando.”
Al despedirnos, miré fijamente la insignia representativa del título honorífico de Héroe de la República de Cuba, la Medalla Estrella de Oro que Fernando siempre porta, le expresé cuán honrado me sentía y, me recalcó: “el honor es mío.”