Santiago de Cuba,

Amar sin reloj

07 March 2023 Escrito por  Ana María Lora Sosa
De la autora

“Tú sabes cómo somos nosotros los hombres, ella me gustaba le tiré un fajón y cedió; hace 3 meses estamos juntos”, me dijo René camino al ascensor, que nos llevaría al segundo piso del Hogar de Ancianos América Labadí; a su paso los trabajadores del centro lo saludan y entre risas decían: -y entonces campeón, ¿vas a ver a la novia?-.

Todo comenzó hace unas semanas, cuando llegué al Teatro Martí para entrevistar a Risset Mineto y Agustín Salas, anfitriones de la peña Eternamente Joven, quienes hace cinco años han echado a andar un proyecto cultural por y para los adultos mayores, y que en febrero, dedicado al amor, tuvo como novedad la asistencia de los abuelos del hogar de ancianos enclavado en el centro urbano Antonio Maceo.

En la peña les conocí, todos reímos con la historia de su noviazgo, escuché sus confidencias, anoté sus nombres, les tomé varias fotografías, pero entre tanta algarabía fue imposible entrevistarlos, por eso luego decidí buscarles.

De camino al Hogar, le expliqué sobre la pareja a una señora mientras me guiaba y me comentó que ella también pasaría por allí para ver a su papá.

Al llegar, Lidia Suárez, directora del centro, nos atendió mientras también marcaba números en el teléfono, ocupada y preocupada por el traslado de un anciano hacia un turno médico en el hospital.

-Espere a René aquí, su hija también está esperándolo-, dijo la directiva.

En una silla, solo estaba aquella señora que me había indicado el camino. Sonreí por la casualidad y temerosa de haberlo delatado, entonces le pregunté: ¿Ya usted conoce a la novia?

-Espero hoy conocerla-, me respondió con picardía.

¿Y le parece bien?

-Me parece maravilloso, a él siempre le ha gustado la compañía, le conozco como cuatro o cinco matrimonios.

Levanté las cejas, y para mis adentros, me dije una frase común entre los jóvenes: René sí que es un matador.

En dialogo con el novio me confesó que: La ‘cosa’ no se puede dejar morir mientras uno esté vivo.

Él, con 80 años y ella con 73, han tomado una decisión: casarse. Solo falta consultar a la familia, un requisito para quienes viven internos en el hogar de ancianos.

Confiados en que pronto podrán mudarse a uno de los cuartos matrimoniales del hogar, pasan sus días felices y noviando René y Luisa. Pero también han tenido que ignorar los comentarios de quienes creen que están muy viejos para esos "trajines", y los que consideran que la vejez, es una etapa para autolimitarse.

Minutos antes de conversar con la pareja más popular del ‘América Labadí,’ pensaba que es una cuestión de actitud tomar la vida de una manera u otra, sin importar la edad.

A veces victimizamos los años sin valorar cuánto puede ganar en calidad de vida, en desarrollo espiritual y cognitivo una persona que asuma la tercera edad como una nueva etapa de la vida, no como el ocaso.

René y Luisa ama

Las palabras de la directora del Hogar reafirman la necesidad de que los adultos mayores sean bien atendidos y se les respeten sus derechos. “Nunca había trabajado con ancianos hasta que llegué aquí en 2018, desde entonces me he sentido feliz y no es fácil la labor, tiene que gustarte. Ellos son como esos niños que esperan a que llegues del trabajo y miran que traes entre las manos o te preguntan ¿Qué me trajiste?

“En la atención a los adultos mayores que están en nuestro centro pueden pasar cosas como estas, que se enamoren y decidan casarse; no se lo podemos impedir pero si hay que cumplir con todo lo establecido”.

Es bonito lo que sucede con ellos, pasan el día descifrando quien fue el primero que se fijó, nadie sabe detalles.

Él dice que fue ella, pero ella afirma que se acercó con una vocecita acaramelada y le dijo: “Luisita, te quiero, mi amor”… parece que no olvida sus viejas técnicas de seducción.

La primera en descubrir el romance fue la enfermera Nixia Agüero, quien los vio desde lejos abrazados en el parque. Parece un amor de años -me dice-, ahora sus baños de sol, son más cálidos y la buena compañía la tienen asegurada.

Y como buenos cubanos cuando se habla de comida comienza el vacile y el doble sentido, entonces en la sobremesa suceden cosas graciosas, y Vacilón, otro anciano del hogar pregunta ¿René, cómo está eso? a lo que responde -La yuca está dura-

Sin duda los ojos de Luisa se avivan cuando reconoce la voz de Lidia, la directora; ella cuenta los días, pasa sus horas pensando en la nueva ilusión y se apresura a preguntarle ¿Dónde está mí vestido de novia?

Sonrío para mis adentros, presiento que la próxima vez que vuelva al Hogar de Ancianos será vestida de gala para la ceremonia.

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