Santiago de Cuba,

SIN MIEDO AL DOLOR

26 May 2023 Escrito por  Mayte García Tintoré

En una selección de cuentos de la socióloga y escritora dominicana María Abreu, para reflexionar sobre la vida, las emociones y valores, encontré una historia que hoy quiero comentarles, y aunque está escrita para niños, su moraleja a todos nos sirve de lección.

‘El príncipe y el sufrimiento’ relata la tristeza del joven Carlos, quien pasaba por situaciones muy difíciles y creía que el destino era cruel y se empeñaba en hacerlo sufrir.

En busca de una solución, decidió acudir al sabio del bosque y pedirle una pócima mágica para evitar el sufrimiento. Ante tan complicada petición, el hombre le miró atentamente a los ojos y le dijo:

-No existe ninguna pócima mágica para evitar el sufrimiento.

-¡Ayúdeme por favor, debe haber alguna forma!; imploró el príncipe.

-¡El tiempo es la única forma!, el tiempo se encarga de poner cada cosa en su lugar y da al sufrimiento su verdadero sentido; le dijo.

-¿Por qué debo saber el sentido de mi sufrimiento?; preguntó el soberano.

-Porque si sabes el porqué de tu sufrimiento, descubrirás la clave para superarlo. Afirmó el sabio y se marchó.

La historia del príncipe Carlos tuvo un final feliz. El tiempo demostró que todo tiene solución y que el sufrimiento se supera.

Con este relato hoy nuestra sección EnconTrarte, propone un acompañamiento para en situaciones cotidianas o inesperadas, superar el dolor y vencer los miedos. La sicóloga y M.Sc. Yamilka Rodríguez Ramírez, nos acerca al tema.

“El dolor es genuino, natural, legítimo y necesario para vivir y seguir aprendiendo y arriesgando cada día un poco. El enamorarnos, tener hijos, perder seres y cosas queridas, pueden ser riesgos inminentes para sentirlo y con él predominan la tristeza, la rabia, la depresión, la angustia”.

¿Dolor es sinónimo de sufrimiento?

“Después de años de aprendizaje y meditación, decía Buda que: ‘El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional’; y es que ambos forman parte de la vida.

“El sufrimiento es una elección; incluso a veces es una posición que se adopta innecesariamente, una manera de mostrarse ante los demás. Puede durar toda la vida aunque el hecho que lo provocó haya pasado, pues en él no solo intervienen emociones sino también pensamientos, que llegan a ser obsesivos. Suelo decirles a mis pacientes que tropezar con la piedra no es el problema, encariñarse con esta sí.

“La psiquiatra Elisabeth Kubler-Ross definió cinco etapas del dolor, aunque no necesariamente se pasa por todas ni en ese orden específico.

“La primera es la Negación, cuando la persona comienza a decir ‘No puede haber muerto, estaba lleno de vida’, ‘No puede abandonarme si decía que me amaba’, ‘Por qué me pasó a mí’.

“La Ira es la segunda, en esta se buscan responsables o culpables; aparece ante la frustración o cuando no hay solución posible, y es frecuente escuchar: ‘Ya no creo en nadie’, ‘Si se atraviesa en el camino no respondo’.

“La Negociación es la tercera fase, cuando se aferran a la idea de que pudieron revertir o cambiar la situación, y se expresan opiniones como: ¿Qué habría pasado si …? ¿Si hubiera hecho esto?

“La tristeza y la sensación de vacío son características de la cuarta etapa: la Depresión; en esta pueden sentir que no tienen incentivos para seguir viviendo y hasta se aíslan de su entorno. Usted escucha: ‘Mejor es morir’, ‘No sirvo para nada’.

“La Aceptación, la última fase, es cuando se aprende a convivir con el dolor, y con el tiempo las personas recuperan la capacidad de experimentar alegría y placeres. Entonces las expresiones son: ‘Duele, pero lo vida sigue’, ‘Siempre le recordaré’ ”.

La mente es poderosa

“La forma como la mente procesa y devuelve las emociones, los pensamientos y las actitudes, influye en cómo tu cuerpo percibe y llega a sentir el dolor. Cuando es físico -determinado por una causa médica-, es más aceptado y comprensible, por quien lo siente y por quienes están próximos.

“Sin embargo, si esa sensación de dolor se prolonga más allá de un tiempo razonable, sin una causa orgánica, física aparente o al menos identificada. Cuando pasado de tres a seis meses la persona no supera el dolor a pesar de los tratamientos médicos, y este viene acompañado de trastornos psicológicos; estamos en presencia de un dolor psicosomático.

“Este dolor emocional puede que disminuya o se aprenda a mitigar sus molestias, pero los síntomas o trastornos psicológicos asociados tienden a desaparecer y volver; se hacen recaídas. Por eso es necesario el acompañamiento de los profesionales de la Salud Mental.

Tienen horarios las dolencias

“Seguramente usted ha escuchado muchas veces que el dolor de muela por las noches es más psicológico que otra cosa; y no es tan real como lo han hecho ver.

“Y le explico, el acostarnos provoca más flujo de sangre a la cabeza, ejerciendo una mayor presión en áreas sensibles como la boca. Algo sí es real, es en la noche cuando tenemos menor distracción, por lo que somos más conscientes de las sensaciones de nuestro cuerpo. Al prepararnos para dormir vamos desconectando con algunas tensiones y preocupaciones, y ya más despejada la mente aumenta la percepción de todo lo que el cuerpo nos comunica.

¿El corazón duele?

“El síndrome del corazón roto, tiene que ver con la producción de una sustancia parecida a la adrenalina (catecolamina). Esta, en exceso, trae consigo un efecto negativo y por lo general guarda estrecha relación con la tristeza o el estar enamorado. Es cuando sientes un dolor repentino de pecho y piensas que pudiera ser algo cardíaco; pero es una afección temporal, provocada por situaciones estresantes y emociones extremas.

“Para que se sorprenda, en la literatura científica también se describe el síndrome del corazón feliz, que a diferencia del caso anterior, la causa es un acontecimiento que genera una gran dosis de excitación repentina y felicidad”.

Miedo al dolor

“El miedo al dolor tiene nombre, se le denomina algofobia y se describe como irracional; es cuando la persona vive evitando todo aquello a lo que le teme y esa preocupación excesiva, los pensamientos obsesivos, exacerban más la angustia.

“El miedo puede ser más destructivo incluso que aquello que nos asusta. Y cierto es que lo desconocido se trata con recelo y prudencia; pero es bueno que sepa que los temores se hacen pequeños cuando se enfrenta a ellos.

“Los padres, por ejemplo, generan en ocasiones, una desmedida sobreprotección sobre los hijos, y sin notarlo, lo inutilizan.

“El miedo es un acto común entre los niños. La oscuridad, los ruidos fuertes, las pesadillas, las tormentas... son muchos los miedos que se esconden y nos toca ayudarlos a vencerlos. Deben aprender que no hay nada mejor que enfrentarlos, que todos sus temores tienen una explicación lógica: la oscuridad es solo ausencia de luz, los fantasmas no existen; lo que asusta es el zumbido del viento, la lluvia, el silbido de los animales.

“Todos pasamos por experiencias amargas, angustias, dolores, por ley natural de la vida; aunque los padres quisiéramos evitarles sufrimientos a nuestros hijos, es imposible asumir el dolor ajeno, aunque Sí podríamos acompañarlos, ayudar a superarlo”.

¿Cómo afrontar el dolor?

“Vivir la vida puede parecer una ruleta rusa, y estando arriba puedes precipitarte al vacío. Pérdidas importantes, el amor no correspondido, una enfermedad crónica, conllevan al dolor.

“Solo hay dos grupos de personas en el mundo: Los primeros, quienes sucumben ante las adversidades. Los segundos, quienes superan el tránsito de cada acontecimiento por doloroso que sea. La pregunta es: ¿en qué grupo está?

“Si usted es de los que no se rinden, de los que creen que detrás de la tempestad viene la calma, EnconTrarte le sugiere Tips para asumir la vida, sin miedo al dolor”.

»La realidad no es buena o mala, no es negativa y positiva, es neutra. Cuando la contrariedad nos visita, corresponde vivir el dolor.

»El primer paso para abandonar el sufrimiento es abrazar el dolor con todos sus matices; ayuda tener a su alrededor una muy buena red humana de apoyo y contención emocional.

»Cada dolor se parece a quien lo siente. Encuéntrate de adentro hacia afuera. Transforma cada circunstancia convirtiéndola en acción.

»Dígale a su corazón que el miedo a sufrir duele más que el mismo sufrimiento.

»No quiera pasar página de forma rápida ante algún acontecimiento doloroso, eso es una falacia de libertad; transite, sienta, acepte, supere y construya nuevas opciones y maneras de darle sentido y rumbo a la vida.

»Recuerde que el dolor es, él mismo, una medicina.

Conflictos amorosos, rupturas, separaciones migratorias, abandono, infidelidad, decepción, enfermedades, tragedias, toma de decisiones o comportamientos y conductas inadecuadas, marcan también el paso de la vida; nadie escapa al dolor; sin embargo, vivir sin temor a padecerlo, es parte de crecer.

Me despido, con una frase de Napoleón Bonaparte, que es a mi juicio lección de vida y considero puede acompañarle siempre: ‘Abandonarse al dolor sin resistir, es abandonar el campo de batalla sin haber luchado’.

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