Se me antoja comenzar este trabajo con algunas letras de la canción que dice: ¿Quién dijo que todo está perdido?/ Yo vengo a ofrecer mi corazón (…) No será tan fácil, ya sé que pasa/ No será tan simple como pensaba/ Como abrir el pecho y sacar el alma/Una cuchillada del amor (…) Hablo por la vida/ ¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón…

El edificio del Vivac, antigua cárcel de Oriente, hoy sede de la filial de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC), en la ciudad santiaguera, destaca por ser baluarte histórico durante las luchas por la independencia en el país.

El Comandante en Jefe Fidel Castro sintetizó en su pensamiento y su obra el ideal libertario de generaciones de cubanos y de los patriotas que en cada etapa de lucha simbolizaron a todo un pueblo. Una definición suya ratifica esta aseveración: “Porque en Cuba solo ha habido una revolución: la que comenzó Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868 y que nuestro pueblo lleva adelante en estos instantes”.

Claros estaban los asesinos del Che, la CIA y todo el sistema que se movió entorno al objetivo de borrarlo de la faz de la tierra. Ellos sabían que corrían el riesgo de legitimar una obra que ya se tornaba indeleble con sus recorridos en motocicleta, el encuentro con Fidel en México y la impronta que dejó entre los cubanos durante la guerra y los primeros años de la Revolución.

La sola mención de su nombre: el Che, nos trae a la mente la imagen de un héroe cuyas hazañas lo agigantan en nuestra memoria. El joven médico que en motocicleta recorrió parte de Latinoamérica, que defendió al gobierno del presidente de Guatemala, Jacobo Arbens, frente a la agresión norteamericana que lo derrocó en 1954.

En mi memoria permanece con nitidez aquel día de octubre de 1976. Estaba, junto a miles de cubanos, en la hermana República Popular de Angola. Fuimos convocados por la Jefatura para recibir una información. Y la sorpresa fue cuando comenzamos a escuchar una grabación con la voz de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro.

Durante las dos sesiones de trabajo del Primer Congreso Internacional OdontoSantiago 2023, que recién concluyó en el Complejo Cultural Heredia de la ciudad de Santiago de Cuba, coincidieron dos personalidades prominentes de la odontología, un argentino y un cubano; con ellos conversó Sierra Maestra.

El primero, Juan José Ibarra, Dr. en Odontología de la Universidad Nacional de Tucumán, donde se desempeña como docente y Consejero Directivo de la facultad de Estomatología, quien accedió amablemente a responderle a este reportero:

Dr en Odontología Juan José Ibarra, docente y Consejero Directivo de la Facultad de Estomatología de la Universidad Nacional de Tucumán en Argentina

“Aquí estoy en Santiago de Cuba después de 20 años, porque estuve cuando se celebró el 40 aniversario de la facultad de Estomatología de Santiago de Cuba, realmente la relación que tuvimos en ese momento fue porque hicimos un encuentro argentino-cubano donde se intercambió toda la experiencia que tenemos con la docencia nuestra y la docencia de Santiago”.

Y recordaba la impresión recibida al conocer las prácticas de la estomatología en Cuba.

“Con lo que nosotros quedamos sorprendidos fue con todo lo que hacen en prevención en Santiago, cosas que son muy necesarias hacerlas en Argentina. Desde entonces tuvimos muchas comunicación, actualmente estamos teniendo una relación de manera virtual donde intercambiamos todo lo que es la docencia de Argentina y la docencia de Santiago”.

El médico argentino, se mostró feliz por estar de vuelta

“Estoy muy orgulloso de estar participando nuevamente de este gran encuentro, el primer OdontoSantiago que nos trae una gran temática y un intercambio en todo lo que sea perfeccionar nuestra profesión y perfeccionar lo que es la docencia. Así que estoy muy feliz, muy contento de estar participando en este gran evento en Cuba, en especial en Santiago de Cuba”.

Usted va a estar dictando una conferencia, ¿Me puede adelantar el tema?

“Sí, bueno, yo voy a hablar sobre dos temas importantes. Uno, que es la rehabilitación del parcialmente desdentado. Es decir, con prótesis que estén al alcance o económicas, que se pueda solucionar el caso del paciente. Y otra temática de mucha vigencia en la Argentina que es la discapacidad en odontología. Es decir, de cómo tratamos, de cómo encaramos ese paciente que es discapacitado, para hacer nuestro tratamiento odontológico integral y mejorarle la calidad de vida”.

El segundo Dr. Raúl Castillo Rosix, Especialista de Segundo Grado en Prótesis, Profesor Titular y Consultante, graduado de la primera promoción de Estomatólogos formados por la Revolución en 1963.

Especialista de Segundo Grado en Prótesis y miembro del cuadro de honor, Dr. Raúl Castillo Rosix

¿Por qué considera trascendente este congreso de odontología?

“OdontoSantiago 2023 se celebra en el marco del 60 aniversario de la fundación de la segunda escuela de estomatología de Cuba que ha graduado a miles de profesionales para Santiago de Cuba y del extranjero. Lo que fue un sueño ayer hoy es realidad, teniendo en cuenta el bloqueo que ya funcionaba cuando se creó la escuela y continúa, además con la inclusión de Cuba en la lista de los países patrocinadores de terrorismo”.

El galeno se muestra orgulloso

“Podemos ver los logros en la formación no solamente de estos profesionales sino en la asistencia a la población y en que la Escuela de Estomatología se mantiene y se amplía, ha cambiado de escenario y extendido su perspectiva al punto de auspiciar hoy un Congreso Internacional, lo que quiere decir que se aplica lo que nuestro presidente ha planteado, la resistencia creativa, que no es otra cosa que buscar soluciones, respuestas a todas las necesidades que hemos tenido en 60 años”.

Sin dudas, entre los doctores Juan José Ibarra y Raúl Castillo Rosix hay visiones comunes que estrechan las distancias geográficas entre Argentina y Cuba, son dos hombres apasionados por una profesión, la Odontología y por una vocación, servir.

El último cuerpo atrapado en los escombros salió bajo la lluvia. A Ramón, un viejito de 79 años, lo encontraron y, acto seguido, rompió el cielo a llover. Así fue. No exagero. Sería incapaz de mentir en eso.

Oel Domínguez abordó, el pasado 24 de septiembre, el tren número 1 que cumple el itinerario entre las ciudades de La Habana y Santiago de Cuba. Lo que podía haber sido un viaje tranquilo se convirtió en odisea tras la rotura de la locomotora –entre Matanzas y Colón-; las cinco horas de espera hasta que llegó otra máquina desde Santa Clara; la reanudación del recorrido y las frecuentes paradas para darle paso a otros trenes hasta que, entre Camagüey y Las Tunas, comenzó a vomitar, defecar y casi colapsar.