Rafael Ramón Santiesteban Pozo, Presidente del Comité Nacional de la ANAP, precisó tareas para el territorio con dicha finalidad. Una de estas es que los cooperativistas conozcan las exigencias de sus unidades de trabajo, y actúen en consecuencia. Para cumplir con este objetivo, constituye una necesidad la definición del programa de desarrollo, el plan de la economía, y las perspectivas de labor a mediano y largo plazo, que van a permitir obtener los resultados deseados con eficiencia y encadenamiento productivo.
De igual manera, Santiesteban Pozo enfatizó en la exigencia de buscar valor agregado, para el fortalecimiento de las formas de producción agropecuaria, el beneficio al campesino y su familia, en particular, así como el aporte a la comunidad, el municipio y la Nación, en general.
“El país necesita que se fortalezca la economía, pero para ello también es necesario que lo hagan sus actores”, sentenció. Al respecto, exhortó a realizarlo desde el sector a través de la aplicación del conocimiento y la búsqueda de las mejores experiencias, como elementos que también deben primar.
Y en esta línea de pensamiento reflexionó que más allá de la escasez de recursos, se deben transformar las maneras de hacer, aludiendo específicamente al reto existente con la explotación en su totalidad del fondo de tierra.
Por otra parte, se constató que pese a la incorporación estatal de sistemas organizativos y de gestión reflejado en los colectivos laborales, existe el imperante de modificar los sistemas de emulación de logros y resultados finales.
Actualmente, la política del país se basa en quien más produce, como aquel que más debe de tener ganancia, de ahí la importancia de crear estructuras en un sistema de vinculación que compense ese concepto. “Seguir enfrentando todo lo mal hecho, lo que viole con lo establecido”, deviene en una premisa que constantemente hay que reafirmar y aplicar en el día a día, subrayó el Presidente del Comité Nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños.
El trabajo para incrementar los volúmenes productivos, que inciden en la oferta y los precios de esta, el que no puedan seguir existiendo tantos mediadores y el facilitar los trámites al productor agropecuario, con la protección del asesoramiento legal correspondiente, fueron otras de las prioridades establecidas para la etapa venidera de trabajo.
Para la organización político- ideológica que representa al campesino cubano, es destacable el compromiso moral, político y patriótico de los asociados, con vista al cumplimiento de lo que se contrate en los planes para el próximo año, en correspondencia con las dinámicas de trabajo locales y provincial. Este hecho garantiza que se generen los ingresos que hacen falta, tanto para la satisfacción de los que producen, como en los aportes de otros renglones.
El aseguramiento para la realización de los plenos y asambleas de la ANAP en sus diferentes estructuras, fue otra de las acciones orientadas. El Comité Provincial de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños en Santiago de Cuba organiza sus labores con la resolución del cumplimiento del deber y el compromiso y la responsabilidad que este exige en todos los órdenes.