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La solución comienza en casa

12 November 2022 Escrito por 

Controlar una epidemia de dengue como la que afecta actualmente a este país no es cosa de un día. Y menos si las limitaciones para enfrentar la contingencia radican, fundamentalmente, en la escasez de recursos indispensables para atacar las causas del problema.

Con esa realidad hemos tenido que lidiar los santiagueros y el impacto humano no ha sido pequeño. Miles de personas han enfermado en los últimos meses, incluso algunas han padecido la forma grave de una afección que puede llegar a ser letal, y el riesgo de contraer la arbovirosis continúa siendo alto.

Así lo explicó a este rotativo Alfredo Cintra Guerra, responsable de Vigilancia y lucha antivectorial en la provincia. Según el experto, con una tasa de incidencia de 126.6 por 100 000 habitantes, la probabilidad de enfermar, en este territorio, es elevada. Y así lo demuestra el hecho de que en esta semana se registran, como promedio, más de 200 atenciones médicas diarias por síntomas presuntivos de dengue. Además, se confirma serológicamente la infección en el 71.3% de las muestras estudiadas.

Un dato preocupante es que el índice de infestación y la focalidad aumentan, lo que significa que hay más mosquitos  transmitiendo dengue.

El primero de estos indicadores es de 0.9, demasiado alto si tenemos en cuenta que para controlar la enfermedad, su valor debe ser igual o inferior a 0.05. El segundo, que registra los criaderos del vector detectados, asciende a 1428 focos, 235 más que en igual etapa del ciclo anterior.

En este contexto, los municipios de Palma Soriano, Contramaestre, Mella, Songo-La Maya y Santiago de Cuba son los más afectados; siendo este último el de mayor complejidad.
Al respecto, Cintra Guerra señaló que la incidencia de arbovirosis en la Ciudad Héroe supera la media provincial, y en esto influyen las áreas de Salud José Martí, Frank País, El Cobre, Camilo Torres, Municipal y Ernesto Guevara (Boniato).

Así las cosas, pareciera que el problema sanitario más urgente que hoy tiene este territorio, es la historia de nunca acabar, máxime cuando las carencias materiales limitan demasiado el alcance de la lucha antivectorial.

Sin embargo, la solución no depende solo de la lucha institucional por el control entomológico. En esta batalla, la actitud responsable de la población puede determinar el éxito. Sobre todo porque el mosquito necesita del ser humano y vive en su entorno, en la vivienda, en los centros de trabajo y de estudio, así como en los espacios de la vía pública donde hay factores propicios para su reproducción.

Es un insecto resistente, y sus huevos, que se adhieren a superficies húmedas  pueden llegar a desecarse, y luego continuar su maduración cuando vuelven a producirse las condiciones necesarias para esto. Por tanto, hay que enfrentarlo con minuciosidad en las acciones.

Los santiagueros, como el resto de los cubanos, sabemos trabajar unidos cuando algo realmente nos importa y tenemos la inmensa (y a veces subestimada) fortaleza de contar con organizaciones de masas en el barrio y en el ámbito laboral.

 ¿Qué puede ser más importante que la salud y la vida? ¿Qué impide unirnos como la gran familia que necesitamos ser para prevenir el dengue desde nuestras comunidades?

 Sanear los alrededores de las viviendas y de las entidades, promover la realización del focal familiar, retomar la inspección casa a casa con dúos cederistas para ayudar a los vecinos a identificar y destruir todo lo que pueda convertirse en criadero de mosquitos, son iniciativas que pueden aplicarse y que impulsarían la eliminación del vector y  elevarían la percepción de riesgo en la conciencia colectiva.

Además, comprender el peligro a que nos exponemos todos, debe llevarnos a un cambio en las prácticas higiénicas domésticas. Hay que garantizar la protección de los depósitos de agua mediante el tapado correcto y la conservación del abate o de los peces larvífagos. Hay que mantener limpios los patios, las azoteas, las áreas aledañas a los inmuebles; hay que cepillar y cambiar el agua frecuentemente a los bebederos de animales u otras vasijas en las que haya agua; hay que enterrar neumáticos viejos, contribuir con el trabajo de los operarios de la lucha antivectorial y permanecer atentos a los síntomas que indican la posibilidad de haber contraído el dengue, para acudir de inmediato al médico.

En esa responsabilidad colectiva, en esa sensatez de contribuir al bienestar de todos, puede estar el punto de giro en esta historia. En tiempos de epidemia, la solución comienza en casa.

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Indira Ferrer Alonso

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