Derrocar naciones y doblegar pueblos son herramientas de guerra utilizadas desde el surgimiento de la propia civilización humana, sin embargo intentarlo de forma sostenida por más de 60 años clasifica en el libro de records Guinness, como también lo hace que nos mantenemos en pie  contra miles de pronósticos, incluso desafiando las leyes de la economía y de la gravedad si evaluamos el impacto de la “Doctrina de la fruta madura”, según la que ya debiéramos estar rendidos.

El bloqueo hace mella a diario en lo que vemos, en lo que escuchamos, comemos, vestimos, en cómo vivimos, esa es una realidad insoslayable, pero considero que estos no son los efectos más dañinos y sí lo son la pérdida de confianza, la desesperación, la desesperanza que hacen presa de mucha gente para quienes la lucha y la resistencia dejaron de ser un modo de vida y deciden abrirse a otros horizontes.

En favor de nuestros aventureros transoceánicos digo que los cubanos somos fruto de una mezcla cultural en la que desembarcar provenientes de otras tierras fue común; a Cuba llegaron a buscar fortuna europeos, asiáticos y caribeños, quienes se sumaron a los africanos que fueron esclavizados, es decir: en la sangre que corre por nuestras venas están los genes de la emigración, además el movimiento de países subdesarrollados a países desarrollados es natural y se manifiesta de forma más masiva y desordenada entre África y Europa.

En el caso particular del diferendo entre Cuba y los Estados Unidos de América, la relación norte-sur llega más lejos y se debe al tratamiento “especial” para los emigrantes de la isla, violando todo tipo de tratados internacionales y restringiendo las posibilidades de los cubanos para  emigrar legal y ordenadamente.

Y es que el objetivo estratégico del bloqueo quedó más que explícito en el libro: Relaciones Exteriores de los Estados Unidos, 1958-1960, donde se puede leer:

“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro. El único medio posible de alienar el apoyo interno es a través del descontento y el desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. Esto deberá ser el resultado de una decisión positiva que dé lugar a una línea de acción, al tiempo que de la manera  más hábil y discreta posible, se avance al máximo al negar dinero y suministros a Cuba, para disminuir el salario en dinero y el salario real, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y derrocar al gobierno”.

Sin embargo haciendo gala del más cínico doble rasero, dicen que bloquean al Gobierno de Cuba y sus representantes no al pueblo, un discurso muy poco creíble para la comunidad internacional que está cada vez más cerca de la realidad cubana y que ha demostrado su apoyo durante los años de crisis sanitaria.

El colmo es que los Estados Unidos hizo gala de su “buena voluntad” hacia el pueblo cubano, cuando arreció todo tipo de método de asfixia aprovechando la situación económica y social generada por el pico pandémico, una actuación sin dudas bochornosa para quienes se consideran superpotencia mundial.

Y es que si usted analiza Cuba no es amenaza para ninguna potencia, todo lo contrario es oportunidad desde el punto de vista económico, es una opción para el turismo y los empresarios norteamericanos, sin embargo el gobierno del “Norte” no nos perdona la resistencia, la soberanía y el valor de enfrentarlo por eso nos convirtió en una espina en la garganta.