En ocasión acompañaron a más de 40 mil santiagueros los miembros del Comité Central del Partido, José Ramón Monteagudo Ruiz y Beatriz Jonhson Urrutia, Primer Secretario en tierra indómita y Gobernadora, respectivamente, encabezando la marcha protagonizada por la Unión de Jóvenes Comunistas, el Partido y el pueblo en general, que mantiene vivo el legado y espíritu revolucionario de Frank.
En el pasado fue un mar enardecido por el crimen, en el presente una tradición afianzada cada año desde el triunfo revolucionario, para homenajear a los mártires de la Patria, y a la historia.
La peregrinación nació desde el Parque de Céspedes hasta la tumba donde reposan sus restos mortales. Niños, adolescentes, jóvenes y adultos: los representantes de todas las generaciones, caminaron en las calles de la ciudad Héroe, aquella que nuevamente colocó en los balcones de los vecinos la Bandera Cubana, y engalanó parques y centros con la rojinegra del Movimiento 26 de Julio.
Como refrendó el Héroe de la República de Cuba General de Ejército Raúl Castro Ruz, tras el 1ro de enero de 1959: “Con poco más de 20 años, Frank tenía la talla de un auténtico político, la madurez de un luchador avezado, el fogueo combativo de un veterano, la tenacidad de un hombre convencido y la valentía personal de un combatiente de la primera línea. Recto en los principios, organizado y exigente, de una modestia proverbial, valiente hasta la temeridad y de una intuición poco común, era el tipo de hombres que penetran hondo y definitivamente en el corazón del pueblo”.
Al concluir la peregrinación fueron depositadas ofrendas florales en nombre del General de Ejército Raúl Castro Ruz y el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República Miguel Diaz-Canel Bermúdez, en el sitio que guarda sus restos en el cementerio Santa Ifigenia, fueron colocadas además flores sueltas sobre la lápida.