Ni a esos “ríos” ni a los “pescadores” que asechan -tan dañinos como el imperialismo mismo- podemos cederles el paso. Aunque Sierra Maestra ha publicado causas y consecuencias de algunos hechos de corrupción, robo, especulación, ineficiencia y todo lo que lastra nuestro desarrollo socioeconómico, es en los barrios, en las casas e incluso en los centros laborales donde se comenta o especula sobre todos estos males y por ende, es en esos contextos donde atajar y luego denunciar resultan imprescindibles para así contenerlos.

Recuerdo el preclaro reconocimiento que Miguel Díaz-Canel, Presidente de la República hizo, en diciembre de 2022, en plena sesión de nuestro Parlamento: “Llevamos mucho tiempo diagnosticando los problemas, contemplando los problemas, y aquí de lo que se trata es de ir a un combate sistemático, eficiente, eficaz, realista, objetivo y con la participación de todos”.

Me dolió mucho escuchar a una persona que dijo, tras adquirir “por la izquierda” 10 bolsas de cemento a 1 700 pesos cada una e igual cantidad de barras de acero a 1 500 por unidad, “ aunque mi bolsillo sufrió, esa es la lucha por la subsistencia, lo importante es que conseguí el material”.

El momento me hizo recordar el triángulo en el que muchos caemos sometidos por necesidades imperiosas: el triángulo que da paso a la corrupción y al que Manuel Marrero Cruz, Primer Ministro, enuncia, denuncia e insta a desbaratar, por cuanto afecta a todos.

Aseveró que para ganar “el combate, es vital romper el triángulo conformado por la necesidad, la posibilidad y la codicia. Conscientes de nuestras limitaciones para satisfacer las carencias en el corto o mediano plazos; nos queda entonces incrementar el control de los recursos, para evitar que las tentaciones y la codicia se consoliden”.

Fuentes irrefutables -oficiales por demás- reconocen que solo en nuestra provincia, durante el 2022, fueron más de 137 millones de pesos en pérdida por concepto de faltante; esos que nacen del desvío en no pocas bodegas, carnicerías, panaderías y otras entidades y que resultan sumas cuantiosas de dinero para los malversadores, y menos arroz, azúcar, carnes y pan para la población. Por muy severas que sean las medidas para los infractores, nunca los daños materiales se compensan.

También se han detectado combinaciones entre jefes de Recursos Humanos y de Personal para inflar plantillas y cobrar salarios de personas muertas, jubiladas o que salieron del país; o de los 91 000 pesos que ‘se embolsilló’ una mujer que tenía dicha responsabilidad en un policlínico, y que, felizmente, ha sido procesada por su perjuicio.

En la sección Contra Delito de Sierra Maestra, correspondiente al 13 de mayo, conocimos sobre los 653 litros de gasolina, de los que solo 10 tenían respaldo legal con su comprobante de compra venta, decomisados a un individuo en el municipio cabecera y de la desarticulación de una casa almacén en el consejo popular Capitán San Luis (San Luis), donde habían 48 sacos con cemento equivalentes a 2 312 kilogramos del producto.

De manera que la PNR actúa; pero es imprescindible, reitero, la denuncia como sucedió en Palma Soriano cuando la población notificó sobre unos revendedores de azúcar que descaradamente operaban muy cerca del central Dos Ríos, siendo aprehendidos por los policías.

Para que las ganancias de los pescadores mengüen también hay que topar precios y tarifas e imponer el imperio de la ley. Si los gobiernos municipales por mandato constitucional tienen las facultades para hacerlo, atendiendo a sus condiciones específicas, debe ser en el ahora y no en el después, porque su letra ha de estar viva.

Desde hace tiempo fueron aprobadas las directivas generales para el enfrentamiento al delito, la corrupción, las ilegalidades y las indisciplinas en todos los ámbitos; cumplirlas y hacerlas cumplir, aunque puede ser complejo, no es imposible. Nuestros camaradas del continente asiático lo han hecho y han vencido, independientemente de lo cíclico que resultan los ríos revueltos en todas las sociedades y sistemas.

En el control popular a las entidades -ejercido por los delegados de circunscripción y los electores- existe una herramienta eficaz para coger “in fraganti” y detener “in situ” a los pescadores que junto a sus ríos son incompatibles con el socialismo que construimos.