Santiago de Cuba,

Continúan las protestas en universidades norteamericanas

03 May 2024 Escrito por  Periódico Granma

Luego de la intensa cobertura cargada de manipulaciones, realizada por los grandes medios a la «guerra» en Gaza, la prensa parece mostrar cada vez mayor interés en las protestas que han estallado en las universidades estadounidenses.

No faltan quienes, dispuestos a echar mano a la narrativa del odio, presentan a los estudiantes como violentos e irresponsables; algo tan común y manido en los tiempos que corren, siempre que alguien intenta alzar la voz contra los «dueños» del mundo.

Pero, por más que los medios corporativos intenten escamotear la realidad, las protestas contra la política de la Casa Blanca en torno al genocidio sionista se han extendido por diferentes campus universitarios de EE. UU.

Las acciones comenzaron en el campus de la Universidad de Columbia, en Manhattan, Nueva York, con una larga tradición de lucha social, cuando los estudiantes instalaron campamentos improvisados e izaron banderas palestinas.

La respuesta de las autoridades no se hizo esperar. En la Universidad de Columbia fueron canceladas las clases, decenas de manifestantes fueron detenidos en Yale, el acceso a Harvard Yard fue cerrado.

El aparato represivo del estado entró en acción. Estamos hablando de coerción violenta, de uso indiscriminado de la fuerza por parte de la Policía contra jóvenes que, en uso del más sagrado y elemental derecho, intentan denunciar el exterminio de todo un pueblo, un crimen del que su Gobierno es cómplice.

Estados Unidos, que con frecuencia se proclama ante las demás naciones, como paradigma del respeto al disenso y la libertad de expresión, mostró el verdadero rostro del sistema.

¿Es algo nuevo el descontento contra el régimen sionista en las universidades?

Las protestas en las universidades estadounidenses contra la invasión israelí a Gaza no comenzaron en abril. Ocurren desde el mismo inicio de la ofensiva. Recordemos los sucesos que terminaron costándole el cargo a la rectora de Harvard, Claudine Gay.

Las rectoras de las universidades de Harvard, Pensilvania y del mit comparecieron ante el Comité de Educación del Congreso, en diciembre de 2023, para responder a acusaciones por permitir «manifestaciones antisemitas» en sus campus.

Detrás de esta especie de nueva «cacería de brujas» estaba la presión ejercida por ricos donantes judíos, quienes amenazaron con retirar fondos millonarios a las universidades, por permitir a los estudiantes corear consignas a favor de Palestina.

Cuando en el mes de abril la Policía irrumpió en la Universidad de Columbia, en Nueva York, las movilizaciones pasaron a otro nivel.

 

NO ES NUEVO EL ACTIVISMO ESTUDIANTIL EN EE. UU.

Las casas de altos estudios en el país norteño han sido centro de la lucha juvenil por los derechos civiles, contra la guerra, contra el racismo, durante muchos años.

En 1943, los líderes estudiantiles de la Facultad de Derecho de la Universidad Howard practicaron lo que denominaban la «técnica del banquillo ocupado», en la que los estudiantes acudían a restaurantes de Washington que negaban el servicio a los negros, y permanecían sentados, según un relato histórico de la Comisión Coordinadora Estudiantil No Violenta, refiere cnn.

Estudiantes de la Universidad de Berkeley se rebelaron, en 1964, contra las restricciones de la libertad de expresión, en medio de un movimiento social contra la segregación racial y la guerra de Vietnam.

Durante el año 1968, la Unión de Estudiantes Negros de la Universidad Estatal de San Francisco lideró una huelga que cerró la universidad y obligó a la administración a cancelar las clases durante tres meses.

Grandes movilizaciones estudiantiles marcaron las protestas contra la Guerra de Vietnam (1955–1975).

 

TAMPOCO ES NUEVA LA REPRESIÓN

Durante las manifestaciones de mayo de 1970, en el campus de la Universidad Estatal de Kent, el alcalde solicitó la presencia de la Guardia Nacional de Ohio. Los guardias dispararon contra la multitud, matando a cuatro estudiantes e hiriendo a otros nueve. El crimen pasó a la historia como la «Masacre de Kent State».

Como respuesta, cientos de universidades cerraron, y una oleada de huelgas y protestas se extendió a más de 1 300 campus.

En el transcurso de la década de 1980, activistas estudiantiles lideraron un movimiento nacional para que sus centros de estudio cortaran lazos financieros con empresas que apoyaban el régimen del apartheid sudafricano.

Los estudiantes universitarios también desempeñaron un papel clave en el crecimiento del movimiento Black Lives Matter. En 2020, el asesinato policial de George Floyd convocó de nuevo a la estudiantada.

No se puede olvidar la imagen que se hizo viral en 2011, que muestra a los oficiales de la policía del campus de la Universidad de California, en Davis, rociando con gas pimienta, desde corta distancia, a un grupo de jóvenes que participaba de una sentada, en protesta contra el desmantelamiento del campamento de Occupy uc Davis.

Las protestas actuales en los campus universitarios reflejan la cada vez más marcada división de la sociedad estadounidense, ante el apoyo del Gobierno a su aliado histórico, Israel.

Sin lugar a duda las más de 34 000 muertes en Gaza, la mayoría mujeres y niños, han contribuido a la toma de conciencia de los universitarios, quienes fieles al legado histórico del activismo, han enfrentado a la Policía.

Los jóvenes educandos piden un alto el fuego, libertad para el pueblo palestino y exigen que sus centros de estudio se deshagan de los vínculos económicos con Israel, que les hacen dependientes de donaciones de empresas que son cómplices de la guerra.

«Lo que pedimos es que la universidad deje de invertir fondos en aquellos que lucran con el genocidio en Gaza. Y no nos vamos a marchar hasta que lo consigamos», manifestaron los estudiantes de la Universidad de California, según refiere bbc.

El presidente Joe Biden, blanco principal de las críticas, calificó recientemente las acciones juveniles pacíficas como actos de vandalismo; mientras, por otro lado, «misteriosos gestores del caos» promueven la violencia, con el objetivo de sembrar el desconcierto, la confusión, y criminalizar las protestas.

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