El vuelo 455 se dirigía desde Barbados a Jamaica, con destino a La Habana, fue destruido en un atentado terrorista que tuvo lugar el 6 de octubre de 1976, declarado Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, como homenaje a los caídos por esa causa.
Las 73 personas a bordo de la aeronave, un Douglas DC-8, resultaron muertas en el peor ataque de este tipo en el hemisferio occidental en esa época. Los antecedentes recogidos en las investigaciones, dejaron al descubierto, una vez más el terrorismo que se gestaba y se siguen gestando por parte del imperio contra Cuba.
Documentos de la CIA desclasificados en 2005 indican que en junio de 1976, ya se planeaba ese acto terrorista protagonizado por cubanos exiliados, consistente en atacar con una bomba un avión de la aerolínea cubana, en el que estuvieron involucrados, Luis Posada Carriles, agente de la CIA, Freddy Lugo, Hernán Ricardo Lozano y Orlando Bosch.
El 6 de octubre de 1976, un día triste para todos los cubanos, el vuelo CU-455 de Cubana de Aviación partió desde Guyana y no logró llegar ni a Kingston, a sólo nueve minutos de su despegue desde el Aeropuerto Internacional Grantley Adams y a unos 18 000 pies de altura, explotó una bomba que estaba escondida en el baño trasero.
Y es entonces cuando el capitán de vuelo, el piloto Wilfredo Pérez Pérez, emitió por radio el siguiente mensaje a la torre de control: “¡Tenemos una explosión a bordo, estamos descendiendo inmediatamente! ¡Tenemos fuego a bordo! ¡Solicitamos aterrizar de inmediato! ¡Tenemos una emergencia total! ¡Cierren la Puerta! ¡Cierren la Puerta!; ¡Pégate al agua Felo! ¡Pégate al agua!; solicitud que quedó grabada para la historia y ponen al descubierto que el DC-8 sufrió un acto terrorista. Ambos pilotos trataron infructuosamente de llevar la aeronave de regreso al Aeropuerto de Seawell.
Una segunda bomba explotó minutos después, lo que definitivamente provocó que el avión se despedazara a unos 8 km del aeropuerto. Las 73 personas a bordo murieron, -48 pasajeros y 25 miembros de la tripulación- 57 cubanos, 11 guyaneses y 5 norcoreanos.
Entre los fallecidos se encontraban los 24 miembros del equipo nacional juvenil de esgrima, quienes regresaban a Cuba luego de haber ganado todas las medallas de oro en el Campeonato Centroamericano y del Caribe; varios de ellos no llegaban ni siquiera a los 20 años de edad.
Como se sabe el proceso judicial fue amañado y el crimen quedó impune aunque la lista de los documentos archivados que recogen literalmente como se planeó el abominable crimen le crispa los huesos a cualquier humano por muy insensible que sea. Se conoce de sus intercambios y de sus conversaciones despiadadas sobre el crimen que perpetrarían que segó la vida de 73 personas, en su mayoría muchachos que no sobrepasaban los 20 años.
La justicia del imperio continúa temblado, ese régimen abriga y apoya actos terroristas en el mundo, y esta nación sigue sufriendo por tantas vidas truncadas y tantas familias enlutadas, pero se mantiene enérgico y viril ante cualquier injusticia.
Actualmente en Saint James, se erigió un monumento para honrar la memoria de los fallecidos en el atentado; el que recuerda y denuncia un crimen horrendo que quedó impune. De igual forma hay otro monolito en la ciudad de Georgetown, capital de Guyana, desde donde partió el vuelo saboteado. El obelisco de Saint James, fue visitado varias veces por el líder cubano, Fidel Castro.