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La noche en que Melissa arrasó con el silencio

05 November 2025 Escrito por  David Alejandro Medina Cabrales

La madrugada del 29 de octubre quedará grabada a fuego en la memoria de Los Negros -poblado del municipio de Contramaestre- y en todo el Oriente cubano. El huracán Melissa, catalogado por los expertos como el más destructor en la historia de la Mayor de las Antillas, descargó toda su furia sobre esta comunidad, transformando para siempre su paisaje y la vida de sus pobladores.

Esas horas interminables, donde el tiempo pareció detenerse, estuvieron marcadas por el ensordecedor rugido del viento y el implacable azote de una lluvia que superó los 500 milímetros.

La fuerza indescriptible de Melissa demostró una potencia devastadora. Árboles centenarios y paredes se quebraron con estruendo, mientras los tejados volaban como hojas de papel, arrastrados por una corriente que no parecía tener clemencia.

La naturaleza, en su expresión más cruda, dejó una estela de destrucción que hoy es visible en más del 90% de las viviendas del pueblo. Hogares construidos con el esfuerzo de toda una vida, como el de la familia de este joven periodista, quien durante más de 20 años habitó una casa humilde que hoy son solo recuerdos, se redujeron a escombros en cuestión de minutos.

En medio de la oscuridad y el caos, surgió con fuerza el espíritu de un pueblo unido. El miedo -que llevó a muchos a encomendarse a sus creencias con la esperanza de una pronta recuperación-, fue contrarrestado de inmediato por la solidaridad.

Palabras como “no estás solo”, “cuenta conmigo” y la disposición de compartir lo poco que quedaba en pie se convirtieron en el verdadero baluarte. La gente, esa gente de oro que caracteriza a estas tierras, mostró su rostro más humano, preocupándose por el prójimo con una entrega que no conoce de agradecimientos suficientes.

Hoy, con el dolor y la tristeza dibujados en los rostros, pero con la firme convicción de que lo más importante es estar vivos, este pueblo aguerrido se aferra a la esperanza. Existe la certeza colectiva de que esta Revolución forjada por y para los humildes, estará presentes para apoyar en la recuperación de esta pesadilla.

El camino por delante es largo, y la recuperación no será cuestión de días. Pero el pueblo de Los Negros tiene la determinación de salir adelante. El reto es inmenso, pero la voluntad de un pueblo que se levanta entre los escombros es más fuerte. Lo que queda, más allá de los destrozos, es la vida y la firme decisión de reconstruir, juntos, el futuro.

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