Tercer Frente -Donde el coraje se mide en escombros
En el municipio Tercer Frente, la destrucción tiene cifras que duelen. Más de 2000 hogares afectados, 187 derrumbes totales y 300 que perdieron sus techos por completo, según declaraciones brindadas por Ricardo Casaña Herrera, intendente municipal.
Pero el golpe más brutal fue al sustento. El plan cafetalero, que proyectaba 1100 toneladas, quedó severamente dañado. La despulpadora de café Matías, vital para ocho cooperativas, muestra sus heridas. María Eliza Cedeño Cedeño, su administradora, mira con impotencia: “Muchos árboles cayeron sobre las matas de café. Tenemos mucho café en el suelo”. La estimación es alarmante: más de 17 000 latas de café que no podrán ser procesadas.
“Muchos productores han perdido sus casas completamente”, afirmó Cedeño Cedeño, revelando la doble catástrofe. Sin embargo, en medio del desastre, surge un coraje inquebrantable: “Los productores nos han transmitido su disposición de entregar su café, aún en medio del momento difícil que vivimos”.
Songo-La Maya -El pulso de vida que se impone al barro
En el Consejo Popular Matahambre, las historias son el corazón de esta tragedia. Daysi Vega Fernández, una de las tres mujeres cafetaleras de la zona, heredó la finca Santa Rosa de su padre. De sus 21.72 hectáreas, 2 son de café arábigo orgánico. “Melissa nos ha afectado bastante… han caído muchos árboles sobre las plantas”, explicó, señalando la necesidad urgente de motosierras. A pesar de todo, esta mujer “chévere y campechana” cumplió su plan con 216 latas.
En la escuela primaria Salvador Pascual Salcedo, la entrega de módulos escolares fue un acto de fe en el futuro. El cantautor Waldo Mendoza, quien acompañó la comitiva, convirtió los escombros en escenario. Sus canciones se elevaron sobre la destrucción y se clavaron en el corazón de todos.
Palma Soriano: La cara de la esperanza
En Ramón de Guaninao, Palma Soriano, Roberto García González detalló un cuadro de devastación extenso: 40 derrumbes totales, 1040 parciales. La caficultura, el alma de la zona, reporta una pérdida del 80% de la producción en el suelo. “Hay muchos árboles grandes caídos sobre las matas de café”, explicó. Pero, como un estribillo, agregó: “En estos momentos ya los productores están trabajando en recuperar las plantaciones”.
La llegada de BioCubaCafé, con módulos escolares y el concierto improvisado de Waldo, iluminó la tarde. Claribel Hernández Díaz, residente de Matías, dijo con lágrimas: “Esto ha levantado el ánimo de todo el pueblo... nos revolvió el ánimo para seguir echando pa'lante”.
El objetivo de este recorrido, según explicó Curto, fue múltiple: “Decirles a estas comunidades que con lo poco que tenemos nos unimos a ellos. Tratar de pasar un sentimiento de esperanza”. El directivo enfatizó en la importancia de abordar no solo los daños materiales: “Un huracán tiene un efecto físico, pero también un efecto psicológico, que es el primero que tenemos que sanar”.
Frente a la magnitud de los daños, BioCubaCafé ha implementado un plan de acción inmediato con donaciones de recursos y la entrega de módulos de alimentos. “Los intercambios que hemos tenido han sido muy francos”, afirmó Curto, “el café no es sólo un negocio, primero que todo es dignidad, tradiciones, raíces, cubanía y una gran pasión”.
Melissa pudo llevarse techos, cultivos y caminos. Pero no pudo llevarse lo esencial: la dignidad de Daysi Vega, la terquedad de los productores y la fe colectiva de miles de santiagueros que, desde sus lomas, le plantan cara a la tempestad. Su respuesta, una vez más, es echar pa'lante. Y en ese empeño, no están solos.