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FRANK PAÍS: PRECURSOR DEL SEGUNDO FRENTE ORIENTAL

29 July 2023 Escrito por  Francis Velázquez Fuentes

Horas después de producirse el desembarco expedicionario de los 82 integrantes del yate Granma liderado por Fidel, al amanecer del 2 de diciembre de 1956 por playa Las Coloradas, Niquero, la tiranía batistiana desencadena una operación militar de grandes proporciones en esa región.

Para esta moviliza alrededor de 5 mil efectivos, potentes unidades de superficie de la Marina de Guerra (MG) y modernos aviones de combate a propulsión, orgánicos de la Fuerza Aérea del Ejército (Faec), que no solo ofrecen cobertura al desplazamiento de las fuerzas terrestres cuando estas invaden los primeros accesos al sistema montañoso de la Sierra Maestra -la mayor elevación de la Isla-, sino que paralelamente bombardean y ametrallan de forma sistemática e indiscriminada toda una extensa franja de esa geografía.

Miles de familias campesinas fueron víctimas directas de este criminal flagelo, situación que para nada importa al tirano y a su régimen de facto, como tampoco a la jefatura castrense que lo apuntala en el mismo y, menos aún, a los gobernantes de la Casa Blanca, cuyo apoyo al efecto se pone de manifiesto desde varios ángulos, en especial el relativo a la defensa.

Ahora el objetivo esencial para estos factores en operaciones consiste en lograr la ubicación y aniquilamiento del recién surgido movimiento guerrillero, que brotara luego del sorpresivo encuentro de los hombres del contingente del Granma con una compañía reforzada del ejército apenas 72 horas de su arribo a nuestras costas, en un montecito de los predios cañeros de la finca Alegría de Pío, donde caen mortalmente heridos tres expedicionarios.

Cuando el jefe enemigo invoca a la rendición una respuesta enérgica y valiente se deja escuchar: “¡Aquí no se rinde nadie, co…!”. Es la voz del entonces capitán del naciente Ejército Rebelde Juan Almeida Bosque.

Al originarse, en esos momentos, una dispersión total del grupo hacia diversos puntos del terreno, aunque sin un rumbo definido, los revolucionarios han de deambular varios días por inhóspitos parajes de esa geografía, atenazados por el hambre, la sed y un total agotamiento físico, que hace más doloroso, difícil y complejo su intento de sobrevivencia, en aras de continuar la lucha.

Sin embargo, la pronta ayuda solidaria del campesinado de esa sitiería tiene lugar entonces. Tres pequeños grupos dispersos son recepcionados y protegidos que, finalmente, han de ser nucleados al lado de su jefe militar y político, en la finca El Salvador, ubicada en la zona de Cinco Palmas, en las primeras estribaciones de la Sierra Maestra, propiedad del campesino revolucionario Ramón Pérez Montano, Mongo, quien como su hermano Crescencio, Chencho, y los hijos de este: Ignacio y Sergio Pérez Zamora, así como Guillermo García Frías, Manuel Fajardo, César Suárez Calaña y otros, venían formando parte de un comité de recepción organizado por Celia Sánchez Manduley -heroína del Llano y de la Sierra- tenían la misión de brindar ayuda inmediata a Fidel y sus hombres al estos pisar tierra por ese tramo costero, donde eran esperados.

El papel desempeñado por estos campesinos resultó decisivo a fin de que los grupos de Raúl y Almeida pudieran reencontrarse con Fidel para retomar las acciones y renovar las fuerzas de un ya ejército de pueblo dispuesto a continuar el combate liberador.

Sin pérdida de tiempo, Fidel dispone que Mongo Pérez se traslade de inmediato a las ciudades de Manzanillo y Santiago de Cuba, donde debe contactar con Celia Sánchez y Frank País (líder nacional de acción del MR-26-7), para quienes lleva sendos mensajes del Jefe de la Revolución.

A partir de esos momentos, Frank y Celia se dan a la inmediata tarea de preparar y enviar al grupo de la Sierra los primeros recursos materiales para reforzar al colectivo guerrillero. Estas misiones del Llano a las montañas, todas de alto riesgo debido al amplio cerco tendido por el ejército en torno a las vertientes norte y sur de esa región, logran siempre ejecutarse exitosamente, sin llegar a ser detectadas por el enemigo.

A pesar de la fuerte campaña mediática puesta en práctica por el batistato a través de los medios de radiodifusión y la prensa plana, tratando de minimizar con sus edulcorados y mentirosos partes de guerra la actividad insurreccional armada de la Sierra, el intento de confundir a la población y al propio movimiento revolucionario, no logra engañar a nadie.
Resulta doloroso y significativo el que casi una veintena de los expedicionarios capturados por el enemigo, son objeto de fuertes torturas por la envalentonada y criminal jauría uniformada, que finalmente los asesina en la propia zona de captura.

Una vez más estos esbirros reeditan el alevoso asesinato que sus similares perpetraron contra los jóvenes asaltantes de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953, cuando se hallan en calidad de prisioneros y ya mucho antes había cesado el eco de los disparos de aquella acción.

Luego de la importante e histórica reunión convocada por Fidel con los dirigentes clandestinos del Movimiento en el Llano, efectuada del 17 al 19 de febrero de 1957 en la zona de El Jíbaro, en las mismas faldas de la Sierra Maestra -ocasión en que el máximo Líder de la Revolución cubana es entrevistado por el destacado periodista norteamericano Herbert Matthews del periódico The New York Times-, Fidel asigna a Frank País la urgente tarea de organizar, preparar y enviar con prontitud un primer refuerzo del Llano, integrado por medio centenar de luchadores urbanos, armados y equipados, que pasarán a integrar las filas del joven Ejército Rebelde.

Celia queda encargada de su recepción en Manzanillo, desde donde se efectuará el ulterior traslado de estos a las montañas. A fines de marzo los combatientes conforman la primera columna guerrillera de la Sierra, con poco más de 100 hombres, de la cual se desprende la fundación del Primer Frente José Martí, comandado por Fidel. Poco después, Frank y René Ramos Latour (Daniel), hacen llegar de este un importante alijo de armas, algo que viene a aumentar las potencialidades combativas de la guerrilla.

Los días 17 y 22 de enero de este año se habían ejecutado las dos primeras acciones victoriosas del grupo guerrillero en La Plata y Llanos del Infierno, respectivamente, con la consiguiente captura de armas, parque y equipos, al enemigo en campaña.

Pocos meses después, el 28 de mayo, otro golpe decisivo de las fuerzas rebeldes se produce con el ataque y toma del puesto militar en operaciones del ejército en Uvero, costa sur de la Sierra, cuya victoria, al decir del Ché, “marcó la mayoría de edad de la guerrilla”. Al compás de estas gestas sale a la luz para Cuba y el resto del orbe la existencia combativa de un ejército popular dispuesto a liberar a la Patria tiranizada y cambiar definitivamente el oscuro destino de la nación.

Ante el incremento del asedio operacional de las fuerzas del ejército batistiano sobre la Sierra, Frank País concibe, en medio de sus continuas cavilaciones en pro del desarrollo combativo de las fuerzas revolucionarias, una idea de un carácter estratégico dirigida a proporcionar el necesario apoyo inmediato al primer bastión de la lucha insurreccional armada de la Sierra: la formación de un segundo frente guerrillero en la cadena de montañas ubicadas al norte de la propia región oriental, capaz de obligar al enemigo a dividir sus fuerzas y medios en dos teatros operacionales, cambio de situación que vendría a posibilitar una más efectiva movilidad y accionar de las fuerzas del Primer Frente sobre el enemigo.

Frank consulta a Fidel acerca del proyecto y este, aunque mantiene el criterio de no desviar en esos momentos recursos combativos en otras direcciones que deben servir para fortalecer la Sierra, lo aprueba. Sin pérdida de tiempo, el audaz y activo jefe clandestino pone en marcha dicho proyecto designando al frente a Ramos Latour y, como su segundo en mando, a Oscar Lucero Moya, (Caro), ambos con una larga y rica trayectoria de lucha contra la tiranía.

A partir de ese momento son seleccionados unos 50 luchadores clandestinos, ya muy “quemados” bien conocidos de los órganos represivos, siendo la mayoría de la cuna de los Maceo, escondidos en casas de seguridad de esta urbe, al igual que otros seis, cuatro de ellos procedentes de La Habana y dos de Camagüey, también buscados por el aparato represivo, elegidos para integrar el comando armado encargado de ejecutar las acciones contempladas en el plan realizado al efecto.

Su traslado a la zona del central Miranda -hoy cabecera del municipio de Mella- se realiza de forma gradual en el medio ferroviario público y serán recibidos por un grupo de apoyo que debe conducir a los recién llegados hasta la finca El Cauchal, propiedad de Domingo González Álvarez y familia, sitio donde se oculta el armamento y demás medios que deben asegurar la acción.
Desde estos predios, el comando con Daniel y Lucero tiene previsto salir en horas de la madrugada del domingo 30 de junio, fecha fijada para el inicio de la gesta, hacia el batey del citado central azucarero y atacar sorpresivamente allí el puesto de la Guardia Rural para, con las armas y demás pertrechos ocupados al enemigo, escalar el lomerío cercano a las sierras de Nipe, Piloto del Medio y Cristal, territorio donde quedaría entonces instaurado el nuevo frente de lucha.

A pesar de todos los esfuerzos realizados para la preparación y apertura de este nuevo frente, la vil y cobarde delación de un traidor vecino de Miranda, implicado en el apoyo a las acciones, permite al ejército batistiano accionar con rapidez mediante un operativo en toda la zona, montado el 28 de junio, con el cual es abortado el arribo al lugar de una veintena de luchadores clandestinos que, procedentes de Santiago, van llegando en el tren antillano a Palmarito de Cauto, Miranda y Bayate, sin ninguna recepción en estos lugares.

El armamento destinado al grupo es igualmente ocupado y, algo muy triste resulta entonces: la caída por disparos mortales recibidos en una emboscada del enemigo cerca de la entrada de la finca El Cauchal, del valeroso combatiente clandestino del MR-26-7, René Medina Aguilera, cariñosamente conocido por Baby, integrante del comando.

De esta manera se frustra este primer intento insurreccional armado, puesto en marcha por Frank País, poco antes de ser asesinado junto a su compañero Raúl Pujol Arencibia, el 30 de julio de 1957, en el Callejón del Muro de su natal Santiago, hace ahora 66 años.

La fidelidad a su memoria y magno ejemplo revolucionario ha de vivir por siempre en cada avalancha generacional de su pueblo, por el cual ofrendó su preciosa existencia.

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