Santiago de Cuba,

DECODIFICANDO familias

Ausencia en compañía

11 February 2023 Escrito por  Mayte García Tintoré
 
Mery, mi amiga no deja de culparse “Dios mío en qué fallé     -es la pregunta que se hace una y otra vez-  a esos niños los crié a pulmón para que nada les faltara, les di amor, educación y los formé con valores; crecieron bajo el anhelo de estudiar, trabajar y construir una familia y hoy me dejan sola con mil sueños acuestas. Sin avisar cruzaron selvas, arriesgaron su vida y ya enrumban proyectos y retan al futuro, allá, en el lugar que jamás imaginé podrían vivir mis hijos.
“El timbre ahora suena una o dos veces al día, aunque apenas puedo conversar porque un nudo fuerte ahoga mis palabras; ellos lo saben, entonces no faltan sus súplicas ‘mamá perdónanos, no queríamos herirte ni que sufrieras, pero no lo entenderías’. Y yo solo les digo: una madre lo entiende y lo perdona todo, cuídense y quiéranse mucho, recuerden siempre lo que les enseñé”.

Mery, podría llamarse Ada, Mirtha, José o Marcos; por estos meses han sido muchas las familias que han vivido escenas similares. Y es que deportaciones, naufragios, operaciones de tráfico de personas, testimonios de las arriesgadas aventuras vividas en la travesía de los emigrantes cubanos por mar o tierra, y ahora el llevado y traído patrocinio, fueron y son temas que están en la palestra pública.

No es secreto para nadie que en los últimos tiempos, la crisis económica dentro y fuera de Cuba, el recrudecimiento del bloqueo, y las carencias y limitaciones de toda índole que hemos tenido que enfrentar, han sido un detonante que agudizó el fenómeno social -estimulado muchas veces desde el exterior y sometido a un estudio permanente para el análisis de causas y efectos-; sin embargo, también trae consigo consecuencias en el plano psicológico, por eso hoy Sierra Maestra se acerca a la psicóloga y M.Sc. Yamilka Rodríguez Ramírez.

“Las movilizaciones migratorias son inherentes a la naturaleza del ser humano, sea por motivos de supervivencia o porque se encuentran en busca de nuevos territorios; de hecho las primeras organizaciones humanas fueron nómadas.

“De seguro han escuchado hasta el cansancio que la migración es un fenómeno social histórico, pero poco se habla de que este proceso tiene un impacto significativo en las familias y sus dinámicas internas en cualquier país.

“Se ha tornado la práctica clínica un espacio para entender y atender lo que representa y se percibe como separación migratoria; que tiene un alto costo emocional en las familias cubanas en los últimos tiempos, teniendo en cuenta que su connotación social es más de rechazo que de aceptación; pues se aprecia el momento de la despedida y la inevitable separación, como una pérdida irreparable.

Para las familias cubanas la emigración se torna a veces un drama familiar, ¿por qué?

“Nuestra idiosincrasia y cultura patrimonial traen arraigado hacer de la migración algo inesperado, y agresivo para quienes tienen que despedir a seres queridos con los que ha vivido y hasta protegido desde siempre; algo así como un encargo oficial para toda la vida.

“Nos define el apego socio familiar, y muchas disciplinas como la antropología, la sociología y la económica han explicado por qué en Cuba los hijos pueden vivir con sus padres hasta edad adulta, y desde el punto de vista afectivo responde a la necesidad de cuidar a quienes nos dieron la vida.

“Recientes estudios psicológicos muestran el impacto de la migración en la familia debido a que, quien se va experimenta dolor por dejar a quienes aman, así la culpa y la nostalgia por estar lejos de casa, de su cultura; mientras tanto los que se quedan experimentan angustia durante el proceso de viaje o travesía, ansiedad por pensar cómo van a construir sus nuevos proyectos en ambientes tan diferentes a los que han crecido, y aflicción por una interrogante sin respuesta, cuándo volverán a verse.

“En nuestras consultas hemos estado vivenciando que la ausencia desemboca un sentimiento de abandono que aumenta cuando los hijos son los que deciden partir, creando incluso un ambiente de resentimiento y decepción.

“Asimismo, las migraciones temporales también impactan y afectan. Y es que cuando uno de sus integrantes sale -ya sea por trasladarse a otra provincia o país, de forma temporal o definitiva-, necesariamente la familia tiene y debe que reestructurar su dinámica y en muchos casos intentar asumir el rol que ante la partida ha quedado desprovisto.

En el plano psicológico quién es el más afectado

“En los últimos tiempos la migración en Cuba no ha sido un proceso democrático en toma de decisiones, y esto hace que el fenómeno sea menos empático. A veces esa madre no pudo darle a su hijo el último abrazo o la bendición para que fuera protegido, y eso agudiza su dolor. Los abuelos -a los que nadie quiere darles la noticia- mueren con la añoranza de volver a ver a sus nietos. Sin duda, es más traumático cuando se toma la decisión al margen de la familia, de manera imperativa o coyuntural, aunque siempre se padecen las ausencias.

“No importa el motivo de la emigración (por contrato de trabajo o estudio, viajes de placer, reunificación familiar, mejoras económicas, realización de proyectos personales  o desacuerdo con el sistema político…) esa persona en mayor o menor medida experimenta la pérdida de todo aquello que le era conocido y cotidiano; en psicología lo llamamos duelo migratorio, y es un complejo proceso de reorganización personal al cambiar todo el entorno: amigos, familia, idioma, costumbres, trabajo, nivel social...

 “Un ejercicio reafirma que no hay culpables: cambie de rol, ahora es usted quien decide buscar en otros sitios el éxito o la satisfacción de sus necesidades. Verá que no solo el que despide sufre; el emigrante también tiene signos de impacto en sus emociones y conductas: el sentimiento de culpa, la negación o no de su Patria (como mecanismo de defensa); y puede transitar de la tristeza a la depresión con facilidad, y hasta llegar a la frustración sostenida por sentir que no ha cumplido el objetivo propuesto, por ejemplo: ‘conseguir empleo’, ‘ayudar a la familia’...

 “Cuando la tranquilidad y estabilidad es desafiada por retos inesperados como la migración se afectan ambas partes, de una cara el migrante con sus desafíos -que nunca vio a Cuba como el paraíso, pero la extraña siempre- y de la otra los más vulnerables, niños, ancianos, madres y padres.

“La emigración debería ser aceptada de forma proactiva y resulta necesario recurrir a recursos psicológicos para afrontar la adversidad y hacerse Resiliente, en vez de Resistente al cambio.

 Cómo convivir con el duelo migratorio

“Invito a la valoración de las razones que lo llevaron a migrar, eso apoyará su adaptación y facilita que hijos, amigos o familiares que partieron, se integren a la cultura de acogida sin perder su propia identidad cultural y familiar.

“Sepa usted que la migración por sí sola no es causa directa del deterioro de la salud mental, el cómo te la representas y procesas el fenómeno sí.

“EncontrArTe es el camino a superar la percepción de pérdida de todo aquello que era cotidiano y familiar que está sintiendo Mery y muchas otras personas que viven hoy entre la añoranza y el desasosiego.

“No será un recetario emocional lo que ofrecemos, asúmalo como habilidades para vivir sin pensar que todo se ha vuelto un caos:  

Valore y apoye la oportunidad del cambio como un elemento esencial en la vida de quien decide partir, piense que con esa decisión se ha propuesto alcanzar metas personales.

Recuerde que todos poseemos autonomía, y esa capacidad para hacer nuestras propias elecciones depende también de la educación familiar. Deje de juzgar y encuentren la armonía juntos.
Evite idealizar el origen familiar y patrio. Recuerde que nuestra historia y nuestra cultura, están profundamente enraizadas en una parte importante de los cubanos que no viven aquí.

Aunque la nostalgia y la tristeza son emociones normales ante la despedida, debe llevar adelante otros proyectos personales o profesionales que ayuden a salir de la monotonía, de releer mensajes, mirar fotografías, esperar ansioso el timbre del teléfono.

Al respetar la decisión de otros estarás transmitiendo coraje, gallardía, sabiduría. La aceptación, la tolerancia y el perdón son pilares para alcanzar la estabilidad emocional.
Recuerde que No toda distancia es ausencia ni todo silencio es olvido.

Dedíquele tiempo a tareas que le reconfortan: leer, escribir, cocinar, hacer deportes... No se aísle ante el dolor: si lo comparte se desahoga. En las fechas conmemorativas mantenga las tradiciones, las celebraciones; busque a otros seres queridos y haga de esas jornadas momentos especiales, porque no dejará de sentir la ausencia, pero estará siempre en compañía.
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