Santiago de Cuba,
Luis Alberto Portuondo Ortega

Luis Alberto Portuondo Ortega

Email: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

A pesar de que las capacidades de generación del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) han fluctuado mucho en los últimos años -por causas y condiciones ampliamente abordadas-, resultan significativos los resultados en el objetivo gubernamental de proveer de energía eléctrica a las miles de personas que viven y trabajan en las zonas más intrincadas de Santiago de Cuba, la provincia más montañosa del país.

Constituida como Empresa Filial, a partir de las medidas aprobadas para fortalecer el sector, la Fábrica de Tabacos de La Maya se destaca entre sus pares de la provincia de Santiago de Cuba: cumple sus planes destinados al consumo nacional, es rentable y distribuye utilidades entre sus trabajadores.

Un lunes abrileño, luego de clases la conocí. Todo fue rápido ya la vez pausado. En 2008, cuando era presidente de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) en el municipio santiaguero de San Luis, regresó Sandra para estudiar en el preuniversitario, era la niña de La Colmenita ya hecha una jovencita.

Hasta el polo La Minerva, del municipio santiaguero de Songo-La Maya, llegó el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, para constatar los avances en la implementación de la estrategia de seguridad y soberanía alimentaria e intercambiar con los productores.

«Esta es nuestra Revolución, que nadie se equivoque», replicó una enfermera –secundada por una muchedumbre en la parada cercana al Hospital Provincial Saturnino Lora-, a otra que comentaba, con celular en mano, sobre lo acontecido en los alrededores de la Dirección Ejecutiva del distrito Antonio Maceo, y que visiblemente fue distorsionado por los malsanos contenidos –tan invariables como nuestra intransigencia revolucionaria-, que abundan en las redes sociales e internet.

En el salón de enfermeras del Hospital Civil Saturnino Lora, en octubre de 1953, aconteció algo sui generis: los postulados de los manifiestos de La Demajagua (1868) y de Montecristi (1895), programas de lucha de la única Revolución cubana, se fusionaron, ya no en la manigua, sino en la potente voz de Fidel, al pronunciar un alegato de autodefensa en el que se redimía y vindicaba a la Patria ultrajada.

Page 4 of 31
We use cookies to improve our website. Cookies used for the essential operation of this site have already been set. For more information visit our Cookie policy. I accept cookies from this site. Agree