Santiago de Cuba,

Medio siglo de amor entre la trova santiaguera y José María Vitier

18 March 2024 Escrito por 

José María Vitier sentado ante el piano en el escenario de la Sala de Conciertos Dolores, confesó que cuando vino a Santiago de Cuba llegó a la Casa de la Trova Pepe Sánchez, escuchó a cantores tradicionales y desde entonces nació un amor inocultable entre él y la trova santiaguera.

Vitier está otra vez en Santiago de Cuba, en ocasión de este 61. Festival de la Trova. Y de entre las primeras cosas que hizo fue ir a la “Pepe Sánchez” de la calle Heredia. Luego, en la tarde-noche de ayer le regaló a la ciudad un concierto en la “Dolores”, donde habló con el corazón, evidentemente:

“Santiago… que ganas tenía de verte. Traje unas noticas para poder superar las imprecisiones por la emoción. Les voy a hacer una pequeña historia: en enero de 1972 yo llegué a Santiago por primera vez; yo era estudiante de piano en el conservatorio Amadeo Roldán, de La Habana. Y sabía más de aquella trova que por entonces comenzaba y se iba a llamar Nueva Trova. Pero sabía poco o nada, de los antecedentes de la trova profunda.

“Empecé a escuchar a aquellos señores casi centenarios. Tuve primero la sensación de que veía un mundo en extinción; algo que se estaba perdiendo; que se estaba acabando. Era testigo yo de ese final, porque tenía la sensación de que había un mundo nuevo, surgiendo: la Nueva Trova. Y recuerdo una canción que era como un himno de despedida, que cantaban los trovadores: ´Dicen que murió la trova/ la trova que a todos nos deleitó/ la que el trovador sentía y cantaba con dulzura/ la trova que con cordura una mente concibió/la inspiración que brotaba del hondo del corazón.

“Y yo oía aquella canción por intérpretes todos desconocidos para mí, y sin embargo algo estaba naciendo, yo creo… algo estaba naciendo, sin duda, dentro de mí. Esas canciones y esa atmósfera que yo sentí en la calle Heredia, y en la casa de algunos trabajadores, también, me marcaron realmente mi vida.

“Yo conocí a Emiliano Blez que era como conocer a Pepe Sánchez, y nunca olvidé su bellísimo bolero Corazón de fuego, rodeado de aquel aura de respeto y de nobleza artística; ahí pude ver a Ángel Almenares y a su hijo Alejandro que gracias a Dios todavía está con nosotros; a Daniel y Augusto Martí; al hijo de Portela, a Pablito Armiñán; a Pucho el Pollero; escuché el cuatro de Maduro; escuché a Ramón Márquez, a Miguel Ángel Jústiz, a Manolo Meléndez, al Chino Cornelio, a Celedonio Lizabeth... Por cierto conocí a un joven, muy espigado, guitarrista virtuoso que se sabía todas las canciones, que se llamaba Eliades… bueno, nombres y canciones que se me quedaron dentro. Y aquí comencé a comprender… yo no había compuesto nada… no sabía siquiera que iba a ser compositor, y aquí comencé a comprenderlo, a imaginarlo y a desearlo.

“Yo traía una guitarra… apenas sabía cuatro o cinco acordes pero con ella y mi memoria abracé algunas de esas canciones que nunca olvidé, y finalmente, casi 50 años después, grabé en mi último disco con Pablito Milanés, Flor oculta, de la vieja trova.

“Aquella trova, que ahora llamamos vieja, no estaba muriendo, estaba esperándonos, como una amante fiel. Y aquella canción que estaba recordando solo era un aviso, un llamado, una profecía que terminaba diciendo Que vengan más trovadores/que la trova es inmortal´.

“Un poquito después empecé a componer. Y como yo hacía canciones pero hacía solamente melodías, yo quería que las melodías dijeran algo aunque fuera sin palabras. Y era parte de mi música instrumental lograr que por sí misma tuviera ese poder de persuasión como es la música cantada, la poesía cantada”.

Ahí comenzó en realidad el concierto a sala llena. De principio a fin quedó demostrado que el amor entre Vitier y Santiago de Cuba representada en el público que asistió a la “Dolores”, no es frase para llenar espacio sino hermosa realidad.

Doce temas entre propios y de la trova santiaguera completaron el concierto al que Vitier invitó a varios amigos. Y resultó que sobre el escenario estuvo una constelación, sin exagerar en lo más mínimo: José María, Bárbara Llanes, Pancho Amat, Eduardo Sosa y Abel Acosta. Todos cantaron y hasta el propio Vitier lo hizo, al incursionar –según él- por primera vez en esta modalidad, claro sin separarse un instante de las teclas. Así él vocalizó un tema dedicado a la Virgen de la Caridad del Cobre.

Sea por el Festival de la Trova o por cualquier festival en Santiago de Cuba… o sin ninguno lo que más llenaría de satisfacción al público de esta urbe es que José María Vitier viniera más sistemáticamente. En fin, para eso hay bastante amor entre el compositor y pianista y los santiagueros.

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MsC Miguel Angel Gainza Chacón

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