Santiago de Cuba,

Pasión por la historia

17 February 2024 Escrito por 
Naskicet Domínguez Pérez

Busqué un calificativo que sintetizara, y al mismo tiempo abarcara todo el quehacer profesional de Israel Escalona Chadez y encontré este: ¡apasionado por la historia!

Hay que ser apasionado para consagrarse como él lo ha hecho. Por eso disfruté en esta Santiago de Cuba musical, colorida y tremendamente histórica, al conocer que el Dr.C. Escalona Chadez ha sido distinguido con el Premio Nacional de Historia.

Y cómo lo disfruta él también, en su entorno hogareño de la calle Vista Hermosa, entre Santa Úrsula y Paraíso, en el muy santiaguero reparto Flores.

Da gusto hablar con él sobre cualquier tema. Pero llegado el momento de la Historia entonces su diálogo es casi vehemente, admirablemente apasionado. Siempre ha sido así aunque ahora, transcurrido décadas desde que lo conocemos, sus reflexiones son como clases. Y quién no se deleita con una buena clase…

La noticia fue esta: El Premio Nacional de Historia 2024 por la obra de la vida, que entrega la Unión de Historiadores de Cuba, le fue otorgado al Dr.C. Israel Escalona Chadez (Santiago de Cuba, 1962), profesor titular de la Universidad de Oriente (UO) de Santiago de Cuba. Así lo determinó el jurado: La Dra.C. María Caridad Pacheco González, presidenta; la Dra.C. Olga Portuondo Zúñiga, Alberto Prieto Rozos y José Abreu Cardet, premios nacionales de Historia, y el Dr.C. Félix Julio Alfonso López.

Es obligado, entonces, hablar del Premio e Israel responde solícito:

“… es un gran reconocimiento y tiene un significado especial para mí, que un jurado integrado por prestigiosos colegas encuentren valores en mi obra. Es cierto que, salvo cuando se concursa, uno no trabaja para premios, pero estos siempre son bien recibidos, al aquilatar el trabajo de años”.

UN INTERMEDIO NECESARIO

Israel Escalona Chadez, además, es autor de El latinoamericanismo martiano, una aproximación a sus raíces (1994) y nueve títulos más. Es coordinador de una veintena de libros, en que aparecen artículos de su autoría. Casi una veintena de premios avalan su labor, entre estos: “Honrar honra” de la SCJM; Distinción Por la Cultura Cubana; Distinción Por la Educación Cubana; Distinción José Soler Puig; Placa Heredia; Diploma Julio Le Riverend de la UNHIC; La Utilidad de la virtud de la SCJM; Distinción Especial del Ministro de Educación Superior en el campo de la ciencia; Premio Ismaelillo, de la UO; Premio de la Rectora de la UO. Ha dirigido investigaciones y tutorado más de 30 tesis de maestría y siete tesis doctorales. Coordina el Programa Doctoral en Ciencias Históricas y Filosóficas de la UO. Desde los primeros años de desempeño profesoral dedicó esfuerzos a los estudios sobre la vida, obra y trascendencia de José Martí y Antonio Maceo; también, de Frank País y los vínculos de Fidel Castro con Santiago de Cuba y la UO.

ISRAEL 2

MÁS DEL DIÁLOGO CON ISRAEL

“Interpreto este reconocimiento como el que se da a una generación formada en la Escuela de Historia de la Universidad de Oriente y continuadora de relevantes profesores como los doctores Olga Portuondo Zúñiga y Hebert Pérez Concepción…”.

Escalona Chadez se graduó como Lic. en Historia de la Universidad de Oriente en 1985 y cinco años después alcanzó el grado científico de Dr.C. Históricas, mientras laboraba como profesor de esa especialidad, en el entonces Instituto Superior Pedagógico Frank País.

¿Dónde radica lo que más aporta y fundamenta el galardón?

“No es casual que este Premio se entregue durante la Feria Internacional del Libro, y es que una parte importante de los resultados de los historiadores son obras escritas.

“Desde el breve ensayo El latinoamericanismo martiano, una aproximación a sus raíces, publicado hace treinta años, hasta la actualidad han visto la luz numerosos libros individuales y muchos más colectivos, sobre diversos temas.

“De los títulos publicados José Martí y Antonio Maceo, la pelea por la libertad (Editorial Oriente) ocupa un lugar importante, no solo porque fuera antes mi tesis de doctorado y por los premios: de la Academia de Ciencias de Cuba y de la Crítica Martiana; sino por la trascendencia en estos 20 años… continúa siendo un libro reclamado y consultado por muchos.

“Creo, además, que han considerado la labor promocional en la enseñanza de la historia y en la formación de generaciones de historiadores”.

¿Cómo valora su paso por la Unión de Historiadores de Cuba?

“A esta le he dedicado muchos años de mi vida, primero como vicepresidente y presidente de la filial en Santiago de Cuba y desde hace diez años como Secretario de Actividades Científicas de la asociación, lo cual me ha posibilitado concebir un grupo de acciones científicas y organizar cinco ediciones de los congresos nacionales de Historia”.

Ud. ha sido un pilar en la formación del relevo profesional…

“En ese aspecto resalta la tutoría de numerosas tesis de licenciatura, más de treinta tesis de maestría y el haber tutorado a siete doctores en ciencias históricas”.

¿Y cómo percibe el desarrollo de la historiografía cubana; cuáles son en su opinión, sus méritos principales y retos?

“La institucionalización de los estudios históricos en Cuba tras el triunfo revolucionario de 1959 ha posibilitado un crecimiento cuantitativo y cualitativo enorme; también, la apertura de las Escuelas de Historia como parte de la Reforma Universitaria de 1962 y la red de instituciones creadas al efecto.

“En verdad, el panorama historiográfico nacional es halagüeño, pero es preciso continuar actualizando las maneras de investigar y escribir la historia, sin que esto signifique la imposición forzosa de corrientes o tendencias en boga; así como otorgarle mayor prioridad a la crítica y el debate historiográfico. Otro reto es la más inmediata socialización de los resultados. Muy poco lograremos si escribimos libros que escasamente son utilizados. Es preciso buscar y encontrar caminos que viabilicen una mayor motivación por la lectura y por el conocimiento del devenir histórico nacional.

¿A quién o a quiénes desea dedicar este Premio?

“En primer lugar a mis padres, quienes siendo personas casi iletradas me condujeron por el camino de la lectura y del interés por la superación profesional; luego a los maestros que sembraron la semilla por la investigación, desde la maestra de tercer grado Rebeca Rosell Planas, que resultó ser una consagrada investigadora y pude compartir valiosas reflexiones de una anciana maravillosa; a los profesores universitarios sobre todo Hebert Pérez, Olga Portuondo, Jorge Aldana y María Nelsa Trincado...

“También, a los condiscípulos de distintas épocas en particular los autodenominados ´vocacionaleros´, que compartimos estudios secundarios y del pre en la Escuela Vocacional Mario Muñoz Monroy; desde luego, a los formados en la profesión en la Escuela de Historia, que sienten los éxitos de los demás como suyos; a los colegas con los que he compartido labores desde el Instituto Pedagógico, el Departamento de Historia de la UO y el Centro de Estudios Sociales Cubanos y Caribeños; a los entrañables hermanos de la Unión de Historiadores, el Movimiento Juvenil Martiano, la Sociedad Cultural José Martí, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y la Academia de la Historia, que, de un modo u otro, contribuyen a la labor cotidiana; y desde luego a los historiadores cubanos, gremio entusiasta y comprometido del cual me honro de formar parte”.

 

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MsC Miguel Angel Gainza Chacón

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