Se abre así una nueva etapa que requerirá no solo del ejercicio de la Asamblea en lo que respecta a adoptar acuerdos, a tono con las leyes vigentes y controlar su cumplimiento; no solo se pondrá corazón y agudeza en la discusión de los objetivos generales y de los planes, con vistas al desarrollo económico y social que necesitamos; y es que el pueblo sabe que los diputados electos cumplirán con todo lo que establece la Constitución de la República, con una visión mucho más fortalecida del sentido de la unidad.
Los recorridos de los candidatos, previo a las elecciones marcaron señales importantes, en relación con el imprescindible conocimiento de problemas, que muchas veces pueden ser resueltos con nuestros propios recursos, sin la interferencia del bloqueo, basta interés, voluntad, persistencia y creatividad, en función de la búsqueda de alternativas.
Si bien será un fuerte desafío para los candidatos elegidos, también lo será para la población, porque si queremos mejorar, tenemos que cambiar comportamientos y luchar contra todo lo que lastre el buen desarrollo del país.
El bloqueo impide la entrada de alimentos, medicamentos y disímiles recursos para tener una vida normal, pero los cubanos tenemos una naturaleza fuerte para crecernos ante cualquier problema por complejo que sea y ese desafío que tenemos por delante se traduce en elevar la responsabilidad laboral y empeñarnos con un pensamiento más coherente con las exigencias que nos tocan. No existe actividad económica y social exenta de cambios, a favor del desarrollo, sustentado por los principios de nuestro socialismo.
El parlamento estará representado por todos los actores de la nación, de ahí la confianza depositada en el pueblo.
La Asamblea Nacional se constituirá el próximo 19 de abril y con este acto legitimo la historia también acuñará la estatura monumental de los cubanos.