Santiago de Cuba,

DECODIFICANDO familias

El derecho a la vivienda

18 April 2023 Escrito por  Luis Alberto Portuondo Ortega

Orlando -desde el 2016- espera los materiales de la construcción por un  subsidio destinado para edificar un local de 25 metros; Martha está hastiada de acudir a la dirección municipal de la vivienda para que la incluyan en el plan de rehabilitación; Mayté afirma que en vez del “trato adecuado prometido lo que he recibido es maltrato” luego de una década de Sandy y Juan se pregunta por qué no puede adquirir los materiales por la modalidad de esfuerzo propio en los puntos de venta y, paradójicamente, compra a dos mil pesos la bolsa de cemento y en 1500 la barra de acero. Como ellos, muchísimos más se aventuran en el vía crucis de la construcción.

“... la Revolución se hizo para dignificar a los humildes, y la Revolución es de por y para ellos; a pesar de las carencias tenemos que continuar edificando viviendas, primero, para los más humildes”. Esa medular expresión salió, junto a un puñetazo sobre la mesa, de la boca del Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez al evaluar, la pasada semana, cómo marcha el programa en la provincia santiaguera y del que Sierra Maestra dio la primicia.

Ante las entidades constructoras, funcionarios y cuadros del Gobierno y el Partido en el territorio, el Viceprimer ministro, insistió en la erradicación de casos como las 1 013 cuarterías, las 4 766 casas con pisos de tierra y los 7 312 afectados por eventos climatológicos que nos quedan en Santiago. “Si no planificamos a partir de la producción local, si no chequeamos y permitimos que algunos malversadores desvíen lo poco que tenemos el problema de la vivienda continuará”, sentenció.

El Comandante de la Revolución reflexionó sobre la necesidad de rescatar el movimiento de microbrigadas estatales y sociales impulsado por Fidel y que, a partir del mérito de trabajadores y vecinos, posibilitó el aumento exponencial del fondo habitacional en el país, menguado pero no detenido desde la década de los 90´.

Existe una política para la vivienda que se vulnera al no dar el suficiente impulso a la autarquía -en la producción de los materiales de la construcción-  y el seguimiento a cada individualidad bajo el principio de que se subsidian personas y no recursos.

Asimismo aludió a que la Constitución en su artículo 71 “reconoce a todas las personas el derecho a una vivienda adecuada y a un hábitat seguro y saludable. El Estado hace efectivo este derecho mediante programas de construcción, rehabilitación y conservación de viviendas, con la participación de entidades y de la población, en correspondencia con las políticas públicas, las normas del ordenamiento territorial y urbano y las leyes”.

Valdés Menéndez esclareció: “No puede ser que unos pocos construyan casas majestuosas, otros revendan los materiales, otros descuiden el control y no pase nada. Yo no lo concibo y tampoco lo permito; no puedo estar en todos los lugares pero los cuadros sí. Entonces, corresponde a todos y especialmente al Partido el seguimiento a este Programa desde que se otorga el solar, se proyecta, ejecuta y entrega la vivienda o los locales adaptados, priorizando, reitero, a los más necesitados. Esto no es asunto a largo plazo. Una madre urgida de vivienda no puede esperar a que sus hijos crezcan para que estos, que lógicamente serán mayores, vivan en una casa, porque primero se necesita la casa para formar el hogar.

“Tampoco a que se violen las regulaciones urbanísticas, a que `el llega y pon´ abunde en las ciudades, pueblos y comunidades de Santiago porque al construir donde no se debe o en condiciones de precariedad se originan nuevos problemas que son evitables si se hace lo establecido”.

Satisfizo que el también asaltante al Moncada recordara que uno de los  seis problemas de la Cuba republicana denunciados por Fidel en su alegato de autodefensa La historia me Absolverá fue el de la vivienda. En aquel entonces el país tenía una población de 4 millones 376 529 habitantes, algo más de un tercio de la actual. La Revolución promovió la entrega y construcción de viviendas al punto que hoy tenemos 3 millones 824 861.

Hacia el 1953, expuso Fidel: “Tan grave o peor es la tragedia de la vivienda (…) doscientos mil bohíos y chozas; cuatrocientas mil familias del campo y de la ciudad viven hacinadas en barracones, cuarterías y solares sin las más elementales condiciones de higiene y salud; dos millones doscientas mil personas de nuestra población urbana pagan alquileres que absorben entre un quinto y un tercio de sus ingresos; y dos millones ochocientas mil de nuestra población rural y suburbana carecen de luz eléctrica (…) El Estado se cruza de brazos y el pueblo sigue sin casas y sin luz.”

Al recordar eso, el guerrillero aseveró que “a pesar del enemigo que nos bloquea, nada justifica el cumplimiento de los propósitos constructivos del país, que se materializa en cada barrio”. 

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