“Ahora peso 98 Kg y estoy totalmente compensado de la diabetes. Hace 10 meses que no requiero insulina; y en esa transformación hay dos elementos muy importantes: el primero es el conocimiento que adquirí aquí de cómo vivir con la enfermedad y el otro es la aplicación en mi vida de ese conocimiento”, dijo.

Con objetivos asistenciales, docentes e investigativos bien definidos, la institución que ha mejorado la vida de Mesa y de muchos otros, demuestra que aun en este contexto puede hacerse mucho a favor del bienestar de los pacientes y de la formación de profesionales.

"Aquí se trabaja en equipo multidisciplinario con la atención centrada en la persona enferma y con enfoque de género; priorizamos la educación médica continuada y la formación de recursos humanos; así como investigaciones que han permitido identificar las brechas de atención y darles solución. Esto nos permite realizar diagnóstico precoz, reducir la morbimortalidad y mejor la calidad de vida de las personas con diabetes", afirmó la doctora Dania Lidia Cardona Garbey, jefa del servicio de Endocrinología del ‘Juan Bruno Zayas Alfonso’ y directora del Centro.

Sobre los servicios educativos y terapéuticos, aseveró la también jefa del Grupo Provincial de Endocrinología: “Bridamos hospitalización a las personas con diabetes con descontrol metabólico y necesidades educativas a través de un curso de información básica. También consultas externas de diabetes en adolescentes y en adultos, de pie diabético y de riesgo reproductivo preconcepcional.

“Para lograr éxito en su tratamiento estas personas necesitan educación terapéutica; parte de nuestro trabajo es lograr que tengan motivación para adquirir conocimientos y habilidades que conduzcan a cambios de comportamiento”.

Concienciar sobre la importancia de hábitos alimenticios que potencien el control metabólico, y establecer patrones nutricionales personalizados, es parte del trabajo de Noelvis Barroso, nutricionista con cuatro décadas de experiencia.

Otro servicio esencial lo ofrece la psicóloga Yacquelin Rodríguez, cuya labor se encamina a la aceptación de la enfermedad, a la motivación para el autocuidado, a mejorar la adherencia al tratamiento y a incorporar a la familia de los diabéticos a este proceso.

También es de destacar el rol de las enfermeras que, a decir de Ilenia Pérez, enseñan a cumplir el tratamiento, a inyectar la insulina, a medir la glucosa en sangre y ofrecen apoyo emocional a los pacientes.

Más que una escuela para diabéticos

Aunque buena parte de los santiagueros le llama ‘escuela del diabético’, el Centro tiene un componente asistencial que trasciende la educación para la Salud, pues se articula con diferentes servicios del ‘Juan Bruno Zayas’ y de otros hospitales para promover el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la enfermedad y las complicaciones asociadas.

Un equipo multidisciplinario integrado por residentes y avezados especialistas en Endocrinología, Oftalmología, Angiología, Cardiología y Nefrología; así como licenciados en Enfermería, Nutrición, Cultura Física, Psicología, Podología y otras disciplinas, tributan a la atención integral y personalizada que ofrece la entidad a sus pacientes.

A la par, se desarrollan la docencia, la investigación y la colaboración con entidades homólogas, universidades y publicaciones científicas de impacto dentro y fuera de Cuba.
“Yo estudié Medicina, pero aquí, en el Centro de Atención al Diabético, he aprendido a ser médico. Del uno al 10, la docencia está al 11 porque la exigencia, la ética y la preparación de los profesores van más allá de mis expectativas.

“Ellos nos han enseñado a educar, que no es lo mismo que informar al paciente. Esa es una habilidad que he desarrollado aquí: concientizar a las personas para que cambien de estilo de vida a favor de su salud”, apuntó Mónica Celestin, residente de Endocrinología.

Esta doctora haitiana forma parte de los investigadores de un novedoso estudio sobre diabetes mellitus tipo 1, afección que suele aparecer en la niñez y la adolescencia, generando en muchos casos complicaciones potencialmente mortales durante la juventud.

“El propósito es caracterizar a la población santiaguera que padece esta enfermedad crónica, a fin de proponer estrategias para prevenir las complicaciones y elevar la calidad de vida de este grupo. En este sentido, se evaluarán riesgos asociados a la enfermedad”, destacó.

Además de la formación de especialistas para la región suroriental, el Centro ofrece capacitación para profesionales de diferentes perfiles en el ramo de la Salud.

Cuatro décadas

Este 9 de abril, la institución arribó a sus 40 años con resultados que prestigian al servicio de Endocrinología del Hospital General Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso, al cual pertenece.

La celebración sirvió para actualizar conocimientos sobre los desafíos de la atención integral a la población diabética de la provincia, los tratamientos más avanzados en el mundo, y las potencialidades que tiene el sistema de Salud cubano para responder al incremento de personas con este padecimiento.

También fue espacio para intercambiar experiencias y destacar la trayectoria de una entidad cuyos servicios se diversifican y perfeccionan, aun con las limitaciones de recursos.
Se entregó la condición “Con el esfuerzo de todos, Venceremos” a trabajadores con un desempeño meritorio, y la institución recibió un Reconocimiento del Partido y el Gobierno en la provincia.

Más allá del ámbito institucional, está el premio de la gente. Ese que nace de la gratitud, cuando a los fármacos se suman el amor, la responsabilidad y el acompañamiento en la lucha contra una enfermedad compleja.

Al Centro de Atención al Diabético de Santiago de Cuba pueden reconocérsele muchas más fortalezas, pero basten las palmas en esta ocasión por sus 40 años promoviendo la vida.