Junto al monumento funerario que abriga sus restos, precedido por la escultura que como Madre de la Patria la enaltece en el cementerio Santa Ifigenia, de esta ciudad, quedó depositada la ofrenda floral que le dedicara el pueblo de Cuba, escoltada por muchachas de una unidad de ceremonias militares de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, este 12 de julio.

Igualmente, 15 jóvenes que recibieron el carné de nuevas integrantes de la FMC reverenciaron a quien al servicio de la Patria marchó con su prole a la manigua para permanecer durante casi diez años, en los que vio caer en combate a su esposo Marcos Maceo, y también a sus hijos casi adolescentes Justo, Fermín, Miguel y Julio.

«¿Qué había en esa mujer, qué epopeya y misterio había en esa humilde mujer, qué santidad y unción hubo en su seno de madre?», se preguntaba Martí, sobre quien además en la llamada tregua fecunda perdería a Rafael prisionero en las cárceles españolas al norte de África, y posteriormente la llevaran en sus corazones a la guerra de 1895 los mayores generales José y Antonio.

De otros tributos cargados igualmente de amor y firmeza trascendió desde toda Cuba, por la Mariana multiplicada en las cubanas inmensas en los retos actuales de su labor o simplemente en el hogar, para venerar a la mujer que por su heroísmo en la lucha y en la formación tierna y espartana de los Maceo, enriquece tan alto a la Patria.