Santiago de Cuba,

Los precios vuelan alto

02 September 2023 Escrito por  Rafael Carela Ramos

Todo el que vende algo aspira a obtener ganancia. Esta verdad de perogrullo es así, pero debe ser una ganancia razonable, sobre elementos objetivos, no de forma abusiva o especulativa, sobre todo en un país que enfrenta una situación de crisis económica como el nuestro.

La inconformidad de la mayoría de la población con esos precios continúa, porque las causas que la motivan no solo se han mantenido, sino que han aumentado, lo cual se expresa en el crecimiento desmedido de estos.

El 26 de noviembre de 2022, hace solo 10 meses, publiqué en estas páginas un trabajo sobre el tema, en el que argumentaba, por ejemplo, que la carne de puerco costaba 350 pesos la libra; la malanga, 60 la libra y la habichuela, 30 el mazo.

Ahora, la carne de cerdo cuesta 450 pesos la libra; la malanga de 80 a 120 y la habichuela, de 100 a 120 pesos; además, el pollo, un paquete de cinco libras, 1 500 pesos; el pescado de mar, de cualquier tipo, 350 pesos la libra; una botella de Habana Club 1 800 pesos; el arroz, puede llegar hasta 200 pesos la libra; el mango bizcochuelo, típico de Santiago de Cuba, tres por 50 pesos y un aguacate mediano, de 70 a 80 pesos.

Que este fenómeno ocurra, como se dice en buen cubano, de un día para otro, constituye una agresión más a los bolsillos del trabajador y la planificación familiar, cuyas posibilidades se ven reducidas al tener que pagar más por lo mismo.

Así es en Mipyme, puntos de venta arrendados, cuentapropistas, centros estatales, carretilleros, vendedores ilegales en calles y viviendas... parece un mal que no tiene cura.

El Gobierno ha tomado cartas en este asunto por la trascendencia que tiene. El ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, informó a la Asamblea Nacional del Poder Popular, en julio pasado, que desde inicio de año se muestra un crecimiento de los precios del 18%, en tanto respecto a igual período del 2022, han aumentado un 45 %.

Para enfrentar esta situación se establecieron varias regulaciones, y los gobiernos locales pueden topar precios para determinados productos de impacto en la población, así como la concertación de precios con los diferentes actores económicos.

No creo que exista un modelo único, pero especialistas destacan la obligación de elaborar una ficha de costo para productos y servicios, donde se incluyan los gastos, costos y la ganancia que se propone; aunque para algunos sea más difícil hacerlo que subir una mata de corojo.

Esto debe contribuir a controlar los precios. Así lo destacó Lourdes Rodríguez Ruiz, viceministra de Finanzas y Precios, quien declaró a la prensa que la Ficha constituye una herramienta decisiva en los procesos de negociaciones entre las partes, tanto en las licitaciones como en las concertaciones de precios de los gobiernos locales con los distintos actores económicos. Es un mecanismo, señaló, indispensable en la batalla por lograr precios más racionales y para enfrentar los de carácter abusivo o especulativo.

Los precios desmesuradamente altos en la venta de productos y la realización de servicios, constituyen el problema más agudo para los bolsillos de la población, que no solo se resolverán con el aumento de la producción, sino también con la aplicación de un sistema de control verdaderamente efectivo y permanente.

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