Hace años que se fue. Pero regresó al pueblo de Alto Songo "el cine". Como una mariposa, abrió sus alas con el soplo del aliento y las intenciones del proyecto "De corazón", que con su sudor financió su venida, para que acurrucara a los pobladores y les hiciera volar con la magia de la pantalla.
Vino más hermoso. Trae puestas gafas 3D por la radiante luz con la que ahora trabaja. Está más grande y la calle le queda pequeña.
Con nuevas expectativas entró a su casa llena de polvo, sacudió las telarañas de un pasado lleno de soledad. Acomodó las sillas, apenas con barniz, tapó los agujeros de la gran pantalla blanca y volvió a tomar su puesto en la cima de todo, donde proyectará vivencias a su amor.
Su recibimiento fue una gran fiesta para quienes siempre le esperaron. Otra vez los songo-mayenses se aglomeran ante la entrada del cine. Llenos de curiosidad, deseosos de encontrarse con su primer amor, de llorar hasta mojar los viejos cojines e inundar aquel salón de risas salameras.
“Queremos ver hoy y siempre los filmes entre tus faldas. Volver a buscar en los conocidos "Una novia para David". Vamos, a mirar a "Los pájaros tirándole a la escopeta". A saborear el gusto de la “Fresa y chocolate". ¡Corran!, hay "Vampiros en la Habana", "Lucía". Dónde están. Ah, son "Clandestinos".
No sabemos dónde estaba ni qué hizo en todo este tiempo que estuvo ausente. Ya no importa. Ha regresado. Niños que ahora son adultos, adultos que ahora son viejos y viejos que ya dejaron este mundo, han tomado el barco desde su partida.
Pero otros están aquí. Esperan conocerle, para recostarse en silencio frente a la gran pantalla blanca. ¡Llegó para quedarse! Ojalá que el cine que nos une, no nos vuelva a
desamparar.