A tono con las necesidades del país y en busca de lograr mayor eficiencia energética, esta entidad investiga la utilidad de los dispositivos magnéticos en la Central Termoeléctrica Antonio Maceo Grajales (Renté) de Santiago de Cuba.
“Aunque los resultados no están totalmente concluidos, los preliminares van motivando a continuar estos estudios y el proceso de evaluación. En Renté, por ejemplo, trabajamos en las calderas y sistemas de enfriamiento, en donde se ubicaron 102 dispositivos magnéticos”, explicó la especialista, Dra. C. Mónica Berenguer.
Señaló que entre los beneficios estará mejorar la eficiencia en estos sistemas y el ahorro de combustible, porque “los dispositivos contribuyen a eliminar las incrustaciones de sales de carbonato de calcio y magnesio que hayan estado formadas anteriormente y evitar las nuevas formaciones en las tuberías”.
Esto es una forma de acercar la ciencia a los problemas del país y buscar soluciones que beneficien a la sociedad, como evidencia también la aplicación de esta tecnología en la producción de alimentos.
Asociada a esta línea de investigación, el CNEA tiene una notoria trayectoria desde su fundación, la que ha estado marcada por los diversos resultados, desde su introducción para el tratamiento magnético a semillas, hortalizas, casas de cultivo y otros, hasta llegar a coordinar el Programa territorial para la producción sostenida de alimentos en la provincia.
En este sentido, la Dra. C. Elisabeth Isaac Alemán, destaca que desarrollan proyectos a nivel territorial, nacional e internacional. “Actualmente se trabaja en la obtención de bioplaguicidas, los cuales sustituyen los importados, aunque hemos probado ya la tecnología en sistemas de cultivo tradicional, casa de cultivo protegido, organopónico, hidropónico y sistema de cultivo en la montaña.
“En todos estos casos se han obtenido rendimientos entre un 5 y un 15% de los productos, se incrementó la calidad de las plantas, su porcentaje de sobrevivencia en diversas condiciones, la reducción de la incidencia de plagas y la producción de bioplaguicidas”, puntualizó Isaac.
Aparejado a esto se desarrolla la parte científica, con la realización de tesis de diploma, de maestría y de doctorado que fundamentan las explicaciones científicas asociadas al efecto del tratamiento magnético en los sistemas vegetales y permiten evaluar desde la academia la cientificidad de los magnetizadores.
“Lastimosamente, en nuestra provincia la tecnología no está expandida como se quisiera por aspectos fuera de lo científico, aunque se trabaja con varias cooperativas del territorio. Esto es una inversión que el productor recupera en pocos meses y la tecnología que se instala tiene una vida util superior a 10 años.
“De igual forma se han realizado algunas investigaciones para evaluar el efecto del tratamiento en la producción porcina y avícola, en este último caso para incrementar la producción de huevos. Demostrándose que la tecnología magnética, combinada con las buenas prácticas agrícolas y los métodos empleados para la producción avícola y porcina contribuyen a elevar los rendimientos”, sentenció Isaac.
A nivel mundial los electromagnetizadores son utilizados por sus múltiples beneficios; en Cuba vale la pena seguir potenciando esta tecnología desarrollada por el CNEA, en aras de lograr el desarrollo sostenible, en donde la ciencia tiene un papel preponderante.