Santiago de Cuba,

La Revolución cumplió las promesas del Moncada

27 July 2022 Escrito por  Teresa Valenzuela García

Cada 26 de julio regresa a la mente de los cubanos el sacrificio de los combatientes revolucionarios que se inmolaron con intrepidez en los combates de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente.

Llevaban en el alma y sus corazones el ansia de libertad para la Patria para la cual todo sacrificio resultaba poco.

Desde enero de 1959, la Revolución cumplió lo planteado en el Programa del Moncada expuesto por Fidel conocido como La Historia de Absolverá de concebir la educación como un derecho del pueblo.

En el plan de acción de los asaltantes, ese era uno de los seis problemas fundamentales a resolver luego del triunfo, junto al de la tierra, la industrialización, la vivienda, el desempleo y la salud.

En ese tiempo, la inmensa mayoría de la población era analfabeta total o funcional, menos del diez por ciento de los adolescentes y adultos alcanzaban el sexto grado, existían más de 10 mil aulas sin maestros, miles de estos desempleados, y la educación superior era un sueño inalcanzable, al igual que la enseñanza especial.

La validez del Programa se evidencia en una de sus partes cuando dice: “Un gobierno revolucionario procedería a la reforma integral de nuestra enseñanza…para preparar debidamente a las generaciones que están llamadas a vivir en una patria más feliz".

En 1961 se realizó la Campaña Nacional de Alfabetización que llevó el conocimiento hasta los lugares más remotos del país. En la epopeya los protagonistas fueron los adolescentes y jóvenes, a quienes se sumaron otras fuerzas que enseñaron a leer y a escribir en las ciudades y montañas.

La Isla se convirtió en una gran escuela y el deseo de superación devino pasión que movilizó a todos; los cuarteles fueron convertidos en centros educacionales, se crearon miles de aulas, y existió la posibilidad de empleo para todos los maestros, además, se constituyeron los Contingentes de Maestros Voluntarios.

Aquellos adolescentes, muchos de ellos casi niños, hoy recuerdan como una experiencia única los meses vividos junto a los campesinos, con quienes compartían las faenas del campo, sus necesidades, y les daban clases en las noches bajo la luz de los faroles. A partir de esa fecha, el estudio formó parte de la cotidianidad del cubano.

Luego de finalizar la campaña que alfabetizó a cerca de un millón de cubanos, el país emprendió el desarrollo indetenible de la educación que llega hasta los días actuales. Desde entonces, cuánto ha hecho el proyecto social cubano por la educación de sus ciudadanos.

No obstante el bloqueo imperialista que supera las seis décadas, y los tiempos de dificultades económicas de todos estos años, en la Isla nunca se cerró una escuela y ni un solo niño dejó de asistir a las clases, ya que para el estado cubano la educación fue siempre una prioridad.

Con orgullo se cuenta actualmente con más de un millón de profesionales graduados de las universidades, miles de doctores en ciencias en las diferentes ramas del saber, así como, máster y otras categorías científicas que avalan investigaciones y estudios en función del desarrollo económico y social del país, todo lo cual tuvo sus inicios en el Programa del Moncada.

En el aniversario 69 de los sucesos del 26 de Julio, la educación se perfecciona en la búsqueda de la excelencia en la formación integral de sus maestros que tienen la responsabilidad de formar nuevas generaciones revolucionarias y cultas.

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