Las personas que llegan a la Dama de Hierro de más de 130 años sin estar al tanto de la protesta reciben la mala noticia de que no pueden disfrutarla, mientras que en su sitio web, la Sociedad de Explotación de la Torre Eiffel (SETE) ruega a los visitantes con boletos electrónicos que revisen su e-mail y pide excusas por las molestias.

De acuerdo con sindicatos como la Confederación General del Trabajo (CGT), el paro responde a la postura de la Alcaldía de París, que posee el 99 por ciento de las acciones de la Sociedad, a la que reprocha el eventual incremento del reclamo de sus ingresos, de 16 millones de euros en 2024 a 50 en 2025 por los próximos siete años.

Los empleados del monumento situado a orillas del Sena, en una zona declarada por la Unesco en 1991 Patrimonio de la Humanidad, reclaman con su huelga reconducible que cambie el modelo de gestión, al que consideran sobrevaluado en los objetivos de número de vistas y subvalorado en el presupuesto de funcionamiento.

También demandan que se prioricen las labores de mantenimiento, por ejemplo con pintura, alegando que el óxido se deja ver en la emblemática estructura que supera los 300 metros de altura, la cual llegó a ser la más alta del mundo durante cuatro décadas.

En ese sentido, huelguistas critican que han pasado casi 14 años desde la última vez que fue repintada la Torre Eiffel, cuando normalmente debe hacerse cada siete, aseguran.

A finales del año pasado se realizó un movimiento similar, y los organizadores no descartan la posibilidad de convocarlo nuevamente en el contexto de los Juegos Olímpicos de París-2024, que arrancarán el 26 de julio.

Según la cadena BFM TV, la Alcaldía descarta de momento negociar con los trabajadores del monumento visitado el año pasado por más de seis millones de personas de los cinco continentes.