Con un índice de infestación de alto riesgo (0.6) y más de 1 800 focos detectados (casi 200 más que en igual etapa del ciclo anterior) el territorio indómito tiene grandes probabilidades de transitar hacia eventos epidemiológicos, si no se logra un verdadero movimiento popular para la prevención de la arbovirosis.

El municipio de mayor complejidad es Palma Soriano. Allí se realizan acciones de control entomológico en unas 4 000 viviendas ubicadas en las comunidades más afectadas.

Así las cosas, es de esperar que en las próximas semanas continúen apareciendo casos sospechosos de dengue; pero como afirma Alfredo Cintra Guerra, responsable del departamento provincial de Vigilancia y lucha antivectorial, “la magnitud de esa transmisión es lo que podemos y debemos controlar con una adecuada estrategia institucional y una mayor prevención al interior de las comunidades”.

Cada año sufrimos el impacto de esta arbovirosis, cuyo control se ralentiza porque las dificultades económicas que atraviesa el país limitan la envergadura y el alcance de las acciones antivectoriales y de otras dirigidas a eliminar las condiciones ambientales favorables al insecto.

En Santiago de Cuba hay dificultades con el abastecimiento de agua potable, y con la eliminación de aguas residuales y desechos sólidos, factores que podrían agravar la situación epidemiológica. La respuesta a estos problemas escapa del accionar de Salud, y requiere un mejor desempeño de Servicios Comunales y de Aguas Santiago (a su vez golpeados por la escasez de recursos); así como una mayor colaboración de la población, responsable de su salud en primera instancia.

De ahí el llamado a extremar las medidas ampliamente conocidas, con el propósito de evitar o destruir los criaderos del mosquito.

El experto recomienda tapar bien los recipientes que contengan agua, y mantener los patios limpios. El autofocal en hogares, centros de trabajo y sus alrededores, debe tomarse en serio y realizarse con frecuencia. Asimismo, los moradores deben exigir una inspección adecuada al operario cuando este acuda a la vivienda, pues donde se acumule agua -lo mismo en un tanque que en la tapita de un pomo- puede haber criaderos.

Las medidas higiénicas en el hogar y la limpieza de los espacios públicos resultan vitales en el escenario epidemiológico actual, máxime cuando la falta de recursos podría atentar contra la eficacia de la lucha antivectorial.

De acuerdo con información del Ministerio de Salud Pública, durante 2022 -el más complejo de los últimos 15 años- hubo dificultad con el abate, los insecticidas y el diésel, productos de importación costosos para el país. Si las condiciones económicas no han variado sustancialmente en 2023, no hay que ser experto para comprender que, por el momento, es imposible realizar grandes campañas. Sin embargo, la destrucción de criaderos y el tratamiento biológico con peces larvívoros en depósitos de agua pueden contribuir a reducir el riesgo.

Por otra parte, hay que insistir en el peligro que implica quedarse en el hogar ante síntomas como fiebre, malestar general y dolores musculares, articulares, retrorbitario (detrás de los ojos) y de cabeza; pues el dengue puede evolucionar hacia formas graves y potencialmente mortales, y la asistencia médica oportuna hace la diferencia entre la vida y la muerte.

El dolor abdominal intenso y mantenido, los vómitos frecuentes, la irritabilidad y somnolencia fuera de lo habitual en niños pequeños, los desmayos y el sangrado de mucosas son signos de alarma que preceden al estado crítico.

No olvidemos que este es un virus peligroso y la conducta responsable, basada en una elevada percepción del riesgo es la única medicina efectiva. En las acciones de prevención y control, está el camino que debe seguirse cuando otra vez amenaza el dengue.