En Cuba, sea cual sea la enseñanza en curso, ser estudiante es un privilegio por la calidad de la educación, de los maestros y del proceso, reconocidos a nivel internacional, que aunque existan detractores –como es lógico- la obtención de melladas y premios en certámenes hablan por sí solos.
Además, los profesionales cubanos en cualquier área son admirados por sus capacidades que sin dudas, fueron adquiridas en estas tierras, donde la educación es gratuita, con un alto nivel y una entrega y compromiso pasional de sus educadores.
Cuando se es estudiante se viven experiencias únicas, se participa en eventos, se visitan numerosos lugares, se vencen etapas como las de la escuela al campo, movilizaciones, madrugas frente a los libros, los nervios ante los exámenes; pero al mismo tiempo, se forma la conducta, se hacen las mejores amistades, se tienen los más lindos encuentros...
Por eso y por más, dicen que es la mejor etapa, y no hay dudas, porque los que la pasamos siempre la recordamos con felicidad y añoranza, y aunque es común el criterio “quisiera ser ya adulto”, se vuelve al pasado con la alegría de haberla vivido a plenitud.
Hoy 17 de noviembre se celebra el Día del Estudiante, que sea este un buen momento para conmemorarlos, para evocar ese periodo en la vida de todos que nos marcó como personas y para quienes lo están viviendo que sea un disfrute total, el tiempo pasa rápido y en un instante dejamos de ser esos bisoños aventureros y alegres a los que los sueños les quedaban pequeños.