Santiago de Cuba,

Lo que Estados Unidos y la mafia quieren devolvernos

04 April 2024 Escrito por  Orlando Guevara Núñez
Periódico Adelante

El Plan Bush, sumado a la Ley Helms- Burton para eliminar la Revolución cubana, sigue en pie. Y cada día esa aspiración se agiganta, aunque ese sueño se ha convertido en pesadilla. Es como lo definió Fidel: “Ahí están reflejadas todas las ideas, resumidas, sintetizadas del imperio, pero a través de una mafia fascista, atolondrada, ensoberbecida, que no engaña a nadie”.

Ahí están escritas, por ellos mismos, sus aspiraciones recogidas en unas 450 páginas: lo primero es incentivar las agresiones económicas y políticas para quebrantar la resistencia y voluntad de los cubanos, hasta hacer caer al gobierno revolucionario y dar paso a lo que llaman etapa de transición, que estaría presidida por un gobernador, nombrado y dirigido por los Estados Unidos.

¿Primera medida de esa etapa? La dejan muy clara: rescate de todas las propiedades que fueron confiscadas por la Revolución a los explotadores y ladrones. Y valga una aclaración, fue Estados Unidos el único país que se negó a cobrar las indemnizaciones que hizo Cuba -con apego al derecho internacional- por las propiedades nacionalizadas.

Toda la economía sería privatizada, incluyendo la salud y la educación. Reconocen que volverían los desalojos a campesinos y se eliminarían las cooperativas agropecuarias. Y, aunque admiten que es un problema complejo, anuncian los desahucios de quienes no puedan pagar los alquileres de sus viviendas. Los monopolios y el latifundio reinarían en Cuba.

Sin rubor alguno, está previsto eliminar “el nivel inmerecido de la seguridad social”. Sería creado un Cuerpo de Jubilados Cubanos para que trabajen los que puedan. El resto, problema de cada cual.

En cuanto a la salud, todo el sistema pasaría a manos privadas y quienes no puedan pagar ese sagrado derecho, el de la vida, tendrían que depender -con desfachatez lo dicen- de la caridad pública.

Pero como siempre, necesitan argumentos falsos para cumplir otro de los objetivos de su plan hasta destruir la Revolución. Aspiran a que el mundo les crea.

Imagine cualquier cubano la “seriedad” de Estados Unidos, al proponerse aplicar un plan de vacunación para combatir enfermedades de los niños, realizar una campaña de alfabetización para combatir el alto grado de analfabetismo, recalificar a nuestros maestros, incluso importar algunos y, entre otros disparates, hacer ferias del libro para elevar el nivel cultural de la población.

Pero los disparates imperiales y de la mafia anticubana tienen otros postulados de no menos dimensión. El gobernador yanqui crearía una fuerza policial dirigida directamente por Estados Unidos y realizaría un procesamiento judicial a revolucionarios del gobierno, del Partido, fuerzas de seguridad y hasta de los CDR.
Como son tan previsores y admiten que eso costaría muchas vidas, vislumbran la creación de un Servicio Central de Adopción de Niños huérfanos, por supuesto, con tutoría de norteamericanos.

Los desatinos no se agotan. Otra medida sería eliminar las investigaciones científicas en la biotecnología, argumentado que un país pobre no debe hacer esos enormes gastos.

Súmense otros “beneficios” para Cuba que el gobernador y sus secuaces, cumpliendo órdenes de Estados Unidos, tendría facultad para enmendar nuestra Constitución y hasta para suspenderla totalmente. Otra medida importante para ellos es crear un sistema electoral democrático, pluripartidista. Y una advertencia: el bloqueo no sería suspendido hasta que sea recuperada hasta la última de sus antiguas propiedades en Cuba.

Otra aspiración que mucho les incomoda no haber podido conseguir es evitar la sucesión del poder en Cuba o lo que es lo mismo: que sean ellos y no nuestro pueblo quien decida lo que queremos, apoyamos y defendemos.

Esa sucia guerra contra la Revolución cubana no solo continúa, sino que se recrudece. Pero aquí seguimos, convencidos de que, como lo expresó Raúl, frente al enemigo imperialista no habrá nunca ni conciliación ni rendición ni derrota y de que el Plan Bush y la Ley Helms-Burton pasarán al basurero de la historia. Mientras, la Revolución continuará escalando los peldaños más altos de la historia cubana y universal.

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