Santiago de Cuba,

“El que empuja no se da golpe”

20 October 2022 Escrito por  Mercedes Acosta Fornaris
Tomada de Internet

Así reza un viejo refrán, que como a todos le asiste mucha razón, y es que empujar y no darse golpe, refiere acciones ausentes de valentía; es propio de aquellos que incitan a otros a actuar -muchas veces sin dar la cara-, sin comprometerse con los riesgos y las consecuencias.

Es un proceder negativo que se caracteriza por una manipulación expresa y oportunista ante disquisiciones laborales o en otro contexto familiar o social.

Y es que en estos tiempos hay quienes siempre están dispuestos a “echar más leña al fuego” ante los lógicos disgustos por las carencias de alimentos, los precios altos y los apagones. Es una actuación nociva, donde la manipulación se hace fuerte al enmascarar la maldad con cizaña por resentimientos de odios, apelando a falsos argumentos, contrarios a las buenas intenciones de nuestra plataforma de principios que está a favor del bienestar de todos.

En la actualidad la mayoría de los países son víctimas de la crisis económica y el nuestro no está exento, además tenemos como ‘espada de Damocles’ el cruel bloqueo comercial, económico y financiero de más de 60 años que recrudeció el gobierno de Estados Unidos en medio del azote de la pandemia, con una afectación mayor a todos los sectores y a todos los cubanos. Pero que esto a su vez, es caldo de cultivo para ineficiencias y signos de corrupción. No es secreto para nadie.

También sucede que desde el exterior, de manera inescrupulosa y agresiva hay individuos desnaturalizados que incitan al desorden interno con acciones vandálicas, para crear más disgustos y propiciar un clima de falta de credibilidad y confianza en la Revolución; nuestra Revolución que se gestó para todos y por el bien de todos y que tiene a muchos vecinos del Norte enfermos de rabia, porque nunca han podido ni podrán desmembrar lo que con coraje y amor erigimos.

Los cubanos, por su naturaleza, han sido portadores de virtudes: valientes, justicieros, solidarios, decentes, bondadosos, de buenos sentimientos y consecuentes con los más nobles ideales; nunca se rinden ante las dificultades y ante los reveses se levantan con energía renovada. Vastos son los ejemplos de heroicidad ante los desastres naturales, incendios, derrumbes y otras graves situaciones que han probado la fortaleza y la unidad para enfrentar los problemas.

Aquí no caben manifestaciones absurdas para hacer reclamos ante las dificultades que se enfrentan, porque, a diferencia de otros países, nuestro Estado está consciente de los problemas y lucha de manera ferviente para tratar de resolverlos sin distinción.

El bloqueo es el mayor responsable, pero también hay ineficiencia y se cometen muchos errores que se combaten y que nunca deben ser razones para dejarse manipular y enfrentar a los hermanos. Estoy segura de que entre todos podemos aunar fuerza, voluntad e inteligencia, que aunque no bastan, porque también son necesarios los recursos, sí contribuyen a mejorar la situación.

A los cubanos nos aventaja la tranquilidad de saber que siempre estaremos protegidos por nuestro sistema, donde existen suficientes representaciones y estructuras, que responden al beneficio social, sin ningún tipo de discriminación.

¡¿Cuántas instituciones para cuidar la salud de la población, de madres, niños, adultos mayores, personas con discapacidad o con enfermedades de extremo cuidado?!

¡¿Cuántos centros educacionales para la instrucción y formación de niños, jóvenes y adultos?!

¡¿Cuántos logros científicos, como las vacunas contra la Covid-19?! y cuántos más beneficios de los cuales somos testigos y protagonistas.

Hemos aprendido a no olvidar la historia ni a los que dieron su vida por ella. Los nativos de esta bella nación somos leales y actuamos con dignidad, ante el dolor y la alegría acostumbramos a abrazarnos; y el escabroso camino transitado nos ha enseñado a defender con garras nuestras conquistas, esas que nadie podrá quitar.

Por eso, la inmensa mayoría repudiamos la guerra mediática ante las muchas situaciones que hoy afronta el pueblo, y fustigamos la penosa posición de los títeres, quienes se dejan manipular sin percatarse del papel tan bajo que asumen.

El refrán es tácito: “El que empuja no se da golpe”, pero no crea usted que van a salir ilesos; los incitadores y sus séquitos, ya ocupan espacio en el basurero de la historia y cuentan con el repudio popular de miles, de millones de cubanos dignos.

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