Santiago de Cuba,

Contar Cuba, más allá de la noticia

28 March 2022 Escrito por  Indira Ferrer Alonso

Ejercer el periodismo hoy en Cuba es un compromiso con la gente, un acto hermoso y punzante, en el que no cuenta el día anterior, y las glorias mueren en el parto de la próxima noticia.

Hay que andar descalzo sobre el filo de la navaja en que se ha convertido la realidad; competir con el discurso banal y las verdades a medias de una prensa que nada tiene de alternativa y mucho menos de independiente; y repensar las maneras de decir para hablar de lo que duele, sin caer en los moldes de la buena intención con que se tildan de inconvenientes ciertos asuntos.

Hace 130 años vio la luz un periódico independiente e independentista, alternativo a la execrable explotación colonial y a la cultura de importación. Patria nació de la voluntad de José Martí, con el concurso de otros cubanos dignos, para reflejar el amor y la lucha por la libertad.

Si a pesar de innumerables agresiones, de una sostenida guerra ideológica y de más de seis décadas de un bloqueo mutilador, Cuba sigue construyendo un modelo socialista, es -en buena medida- porque la labor del sistema de medios de prensa encarna el espíritu cubanísimo y martiano de aquel soldado de las ideas.

Las dinámicas de la comunicación en la era de la globalización imponen el reto constante del perfeccionamiento. Urge convertir el periodismo cubano en un reflejo, cada vez más exacto de la realidad, que construya por medio de la crítica responsable, y genere contenidos atractivos y funcionales en el ámbito de internet.

Por eso mejorar la labor de nuestros medios de prensa es una tarea impostergable, que demanda toda la competencia, la virtud y el compromiso con la verdad de los hombres y mujeres que asumimos el reto de informar, alertar, educar y proponer soluciones desde el periodismo.

La reciente celebración por el Día de la Prensa Cubana, propició espacios físicos y digitales para el intercambio de experiencias y la reflexión.

Hablamos de afianzar en la praxis periodística las potencialidades de la multimedialidad; y de las alianzas para una labor permanente y eficaz en las redes sociales.

Fustigamos el inmovilismo, siempre estéril, que conduce a dejar espacios en blanco para la desinformación y la manipulación, pues no hay mayor enemigo para la credibilidad que el silencio.

En un mundo mediado por los contenidos de las redes sociales, hay que asumir la batalla ideológica que se libra, pues la prensa es, a fin de cuentas, multiplicadora de ideología, y si se hace bien; resulta una coraza contra las campañas de descrédito hacia la Revolución.

Hablamos, entonces, de pasar a la ofensiva; de medir el alcance de lo que se hace y tener en cuenta a las audiencias porque los públicos han cambiado, y es indispensable aprender las nuevas prácticas para tener mayor efectividad.

La prensa no puede permitirse la falta intencionalidad ni la violación de sus propias normas de producción periodística; como tampoco puede permitirse la utilización de un discurso manido, gastado y poco atractivo sobre los sucesos históricos o la necesidad de defender y consolidar la obra de la Revolución.

Cada medio debe construir su modelo a la medida, de modo que cada día nuestra prensa sea mejor aliada del pueblo y de nuestro sistema social.

Lo que realizamos es un servicio imprescindible, pues le decimos a las personas en qué mundo y en qué país están viviendo, y cómo actuar ante esa realidad. Por tanto, cuanto más elevadas sean la calidad, la profundidad y la veracidad con que lo hagamos, mayor será el impacto de ese servicio en la existencia misma de la Revolución.

La creatividad y el valor del gremio se pusieron a prueba durante estos dos años de pandemia, en los que nuestro trabajo fue vital para que la población conociera los riesgos y el impacto de la enfermedad en el país y en el mundo. Informamos desde la zona roja, las comunidades, el Consejo de Defensa, y promovimos la formación de una actitud responsable ante el peligro que significa la Covid-19.

Estuvimos en la defensa de la verdad frente a la desinformación, las mentiras y la manipulación que acompañó a la política de Estados Unidos en el contexto de la pandemia. Frente a los sucesos del 11 y el 12 de julio, estuvo la respuesta firme de los periodistas, no solo a través de las publicaciones de los medios, sino de sus cuentas personales en Twitter, Facebook, Instagram y otras plataformas.

Pero las glorias de hoy están por escribirse, fotografiarse, filmarse y grabarse; y los públicos esperan la mirada aguda y la palabra fecunda de un periodismo suficiente, creativo y realista… la gente quiere que les contemos Cuba, más allá de la noticia.

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