El pasado 21 de marzo dio inició la primavera para todo el mundo, una etapa que se caracteriza por el florecimiento de los árboles y plantas, las temperaturas comienzan a elevarse y aumenta la humedad y las precipitaciones; sin embargo, en Cuba no están presente las cuatro estaciones, existen dos períodos estacionales el período lluvioso y el poco lluvioso.

La M.S.c Mirna Martínez Mustelier, especialista del Centro Meteorológico de Santiago de Cuba nos comenta que el primero abarca los meses desde mayo hasta octubre y el segundo de noviembre a abril, siendo este último de transición, ya que aunque la primavera empieza en marzo no es imprescindible que llueva.

“Es en el quinto mes del año en que existe un período donde la convección y las nubes de desarrollo convectivo comienzan a formarse y por ende a llover, de ahí que los meses de más precipitaciones en Cuba -como se conoce- son entre mayo y junio y en octubre y noviembre”, puntualizó.

“Enero y febrero aunque se consideran los más fríos para la nación son en los que menos llueve, identificados así por los meteorólogos y climatólogos”, sentenció.

Entonces que este abril sirva para prepararnos para el período lluvioso, pues las sequías son cada vez más intensas y según la ciencia solo planificaremos un correcto enfrentamiento si adoptamos medidas desde la etapa de lluvia.

La jefa de los estudios de Peligro, Vulnerabilidad y Riesgo en la provincia Ana Lourdes Brito aconseja a la población y directivos que: “las medidas para casos de sequía deben adoptarse cuando tenemos el agua, cuando no estamos en sequía ni meteorológica, agrícola e hidrológica, de ahí la importancia del ahorro en todo momento porque el cambio climático está presente y cada vez trae menos días de precipitación, por eso la mejor forma de prepararnos ante esos cambios que están ocurriendo es precisamente adoptando medidas, con toda conciencia de ahorro”.

Ante la proximidad de las lluvias urge que concienticemos en la relevancia del preciado líquido, pues sin este -como se ha demostrado- se propagan más los incendios forestales, escasean los alimentos, se incrementan las enfermedades y se dificulta el abasto de agua a la población... Por eso, que sea bienvenida el agua para el beneplácito de los que, en tiempos secos añoramos ver abrir las compuertas del cielo.