Cuando la tormenta tropical Imelda vertió sus intensas lluvias sobre Santiago de Cuba, también la solidaridad entre vecino hizo lo suyo, y de esas acciones humanas y algunas advertencias ante las poderosas fuerzas de la naturaleza van estas líneas.
Dos personas especialmente marcaron a este reportero cuando intercambió con los protagonistas, la primera, Odalis García Sánchez, presidenta del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) 9, Circunscripción 1, Zona 37, quien protegió en su vivienda a 13 vecinos entre estos cuatro niños.
Odalis contó que el agua llegó hasta muy cerca de su vivienda, que los acogió a todos, les preparó té y café, brindó su cama para quienes lo necesitaron, aunque recordó que ni los niños pudieron dormir por el miedo que aun los aturdía; así lo atestiguó la anciana de 77 años María Caridad Calzadilla la Rosa, quien reconoció que aún estaba traumatizada.
También agradecieron la protección y brindaron sus vivencias desde diferentes perspectivas la vecina Yosmary Melián Almenares y cuantas personas se acercaron al equipo de periodistas para narrar lo sucedido o para decir que estaban dispuestos a volver a ayudar, e incluso para dar gracias a las brigadas de rescatistas y autoridades que se personaron allí tan pronto supieron y pudieron.
Otro testimonio que hizo llorar a más de uno de los reunidos en la sala de Odalis García, fue el del joven de 18 años Roberto Cosme Melián, quien con escalofriante detalle relató cómo bajó del sitio más alto en el que estaba, para rescatar a sus vecinos en mayor peligro.
Sin embargo el punto de inflexión en su labor de héroes, fue cuando “bajo las aguas sucias y turbulentas, cargadas de escombros y fango noté algo blando y al sumergirme descubrí el cuerpo sin vida de un vecino que estábamos buscando porque no parecía”.
Esta fue la única víctima entre tantos que lidiaron con el torrente esa noche, cuyo hallazgo posteriormente fue hecho público en los medios de comunicación por las personas autorizadas; la presidenta del Concejo Popular Manuel Isla Pérez,
Odalis Pineda Ferrán, explicó que en horas de la madrugada llegaron las autoridades, que en el área afectada existen 600 viviendas, de estas 16 clasificadas como Derrumbes Totales y 20 Parciales, aunque otras también sufrieron daños de menor gravedad.
Aclaró que está activado el puesto de mando en campaña muy cerca de los acontecimientos, y que todos los damnificados habían recibido algún tipo de atención al momento de obtenida estas informaciones, además de que se seguía trabajando en el cauce del río Gascón para “controlar” su flujo.
Posteriormente presenciamos la entrega de reconocimientos a los vecinos que más se destacaron, según determinado criterio de selección entre los dirigentes de base, protagonistas y testigos, aunque quedó claro que no son los únicos que lo merecen, pues muchos más aportaron amén del contexto.
Sobresalió allí otra muestra de altruismo tras la tormenta, cuando el Organizador Provincial de los CDR, Alexis Guzmán Castañeda, en nombre de los cuadros de la organización, entregó una modesta valija con prendas de vestir fundamentalmente, destinada al vecino José Castellanos Ramírez, quien prefirió dedicarse a labores de rescate antes de proteger sus pertenencias y quedó, como dijo el propio Alexis, “con un pantalón prestado, amarrado por una tira”.
Muchas más historias pueden escribirse sobre la huella de Imelda en Gascón y sobre cómo sus vecinos hicieron gala de la solidaridad en las márgenes del peligro; sin embargo, para horrar el oficio, este periodista no puede dejar de decir que lo sucedido era evitable pues más de una ley cubana regula a qué distancia de los márgenes de los ríos se puede construir.
Más que una crítica es una alerta, sea cual sea la solución para que estos vecinos se alejen del peligro, lo más importante ahora es evitar que sigan proliferando casas expuestas a los flujos de suelos y las corrientes de agua.
Lamentablemente “nadie escarmienta por cabeza ajena” y quienes ya sufrieron las consecuencias habrán aprendido, pero conociendo lo temerario que somos los cubanos, sé que queda mucho trabajo al respecto, y de hacer cumplir la ley dependerá la vida