Ella tiene 36 años y es la primera mujer en graduarse como Liniera Eléctrica en la Empresa Eléctrica de Santiago de Cuba. Comenzó a trabajar hace cinco años como inspectora en el área comercial del municipio de Guamá, pero su gusto por el trabajo de línea la impulsó a matricular en el curso de formación de Liniero Eléctrico.

Marialis nos comenta que muchos de sus compañeros dudaron que ella, “una mujer”, pudiera terminar el curso y graduarse, pues este es un oficio fuerte y peligroso; no obstante, tuvo muy buena acogida por los instructores de la Escuela de Capacitación.

La familia fue el primer apoyo, pues tiene 2 hijos, y aunque su madre no estuvo ni está de acuerdo con su decisión, cuidó a su hija para que pudiera pasar el curso.

Ya graduada, y con una de las mejores calificaciones, Marialis pudo demostrar a aquellos que la subestimaron que una mujer segura de sí misma se viste de fuerza y dignidad.

En los próximos días se incorporará a trabajar como liniera en el área de operaciones del costero municipio de Guamá.

Al preguntarle qué significa para ella ser parte de la gran familia de los trabajadores eléctricos respondió: “Mucho, es mi segunda familia y estoy orgullosa de formar parte de esta”.

Ser una Mariana es tener bravura, coraje, fuerza; es tomar decisiones inquebrantables, es darlo todo por una causa, es resistir. Por eso, Marialis, “la liniera de Guamá” es una de esas Marianas que podemos encontrar hoy en nuestra sociedad, en nuestro Santiago de Cuba.