Lo preocupante es que se está convirtiendo en algo casi común escuchar en la voz popular y redes sociales, diferentes versiones sobre hechos vandálicos en casas y barrios.

A ciencia cierta, como ciudadanos no sabemos toda la verdad al respecto, algo que tampoco es bueno. En esto tenemos responsabilidad los medios de difusión masiva. Y que quede claro, no abogo por un periodismo amarillista ni sensacionalista que trate sucesos de sangre u otros relacionados con este tema, pero cuando no se es lo oportuno que se debe ser en estos casos, entonces se da pie a que se propaguen versiones y hasta hechos que a veces no han ocurrido y como “de buenas intenciones está lleno el camino del infierno”, quienes disfrutan con “informar” sobre estos, van tomando terreno.

Lamentables son los cuestionamientos sobre la operatividad en el esclarecimiento de tal o más cual delito; se precisa entonces de un mayor acercamiento a la información desde las instituciones que corresponda con los medios de difusión del territorio, para evitar tergiversaciones, y sobre todo, realizar de conjunto, una labor preventiva más eficaz.

Cierto es, y ya lo refería la colega Yamilé Mateo en un trabajo periodístico, que muchos de los protagonistas de los hechos que están sucediendo, al menos en Santiago de Cuba, son adolescentes y jóvenes que al parecer en sus hogares no existen determinados controles de qué hacen, con quién andan y los horarios en que están en la calle.

La semana anterior vi una publicación oficial en la red social Facebook que me alegró mucho, y me hizo reflexionar sobre este tema y traerlo a nuestras páginas impresas, pues no todos tienen alcance a internet.

Les comparto: “Los vecinos del consejo popular Abel Santamaría fueron testigos de la explicación brindada por el Ministerio del Interior sobre lo ocurrido en días anteriores, donde fue víctima el joven David. Los funcionarios de la institución explicaron que el hecho fue cometido por cinco ciudadanos, los cuales ya están bajo proceso penal en espera de juicio, ratificando que serán severamente sancionados por la ley”.

Las imágenes publicadas de ese encuentro, indican la presencia de un número considerable de pobladores del “Abel Santamaría”, lo que es un reflejo de cuánto impactó en esa población el acto violento.

Desde mi modesta opinión y como ciudadana que ama a su tierra y la tranquilidad de nuestro Santiago, considero que esa información en el escenario comunitario debería convertirse en una práctica, cuando se trate de asalto, robo, lesiones, asesinato… y todo lo que pueda afectar a las familias o al barrio.

Eso evitaría la manipulación de los incidentes y mostraría públicamente el accionar y operatividad de la Policía y el Ministerio del Interior, muchas veces cuestionados por efecto de la desinformación; además de indicar a quienes ven muchas películas de violencia, y se creen intocables, lo que establece el Código Penal, para quienes transgreden el orden.

La familia, que es el primer eslabón en la cadena de formación y educación de su descendencia, nunca debe perder su esencia. No confundamos libertad con libertinaje, nunca lleva a buenos pasos.