Santiago de Cuba,

DECODIFICANDO familias

Del dicho al hecho

19 November 2022 Escrito por  MAYTE GARCÍA TINTORÉ

Cuando el pasado sábado los santiagueros vieron publicado en el Sierra Maestra la lista de precios topados de algunos productos para las Ferias Agropecuarias, muchos fueron los criterios en torno al tema.

Al divulgar la propuesta real en mi perfil de Facebook, y de paso desmentir otra que circulaba por las redes sociales; una lluvia de comentarios invadieron mi muro.

Entre escépticos y optimistas se movió la opinión pública de quienes pudieron informarse por estas vías de comunicación; otras muchas personas llegaron a las Ferias sin conocer que el 12 de noviembre se comenzaba a implementar una medida necesaria e impostergable.

guineo 1Sin duda, este es un tema de sumo interés hasta para quienes tienen los bolsillos más holgados, pues todos somos víctimas de una subida descomunal -y en la mayoría de los casos injustificada- del valor de productos de primera necesidad.

Como vista hace fe, según dice un sabio proverbio, acudí a la Avenida de Céspedes en mi doble condición: clienta y periodista, para corroborar el cumplimiento de las indicaciones emitidas por el Gobierno Provincial, y que responden al llamado de la máxima dirección del país de ponerles coto a las ilegalidades.

 Y es que el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la reciente reunión del Consejo de Ministros fue claro y conciso: “…no podemos permitir que quienes no trabajan, no aportan y están en la ilegalidad, ganen más y tengan más posibilidades para vivir que los que realmente aportan… queremos ordenar para que todo se distribuya de una mejor manera y sobre todo legalmente, sin permitir espacio a la bribonería y al abuso”.

Abuso sobre ruedas

guineo 2Como cada sábado, son miles los santiagueros que salen a proveerse de alimentos para garantizar su semana, y muchos acuden a las Ferias porque allí las ofertas son frescas y con mejores precios; aunque para ser sinceros, en los últimos tiempos algunos productos llegaron a valer similar o igual a los que encontramos en carretilleros, mercados de oferta y demanda, y otros puntos de ventas que pululan por las comunidades.

Aún sin el periódico en la mano, pero con el dominio de lo que defendería, tuve mi primer altercado en un camión que ofertaba -entre otros productos-, el guineo.

“Usted no sabe que desde hoy el precio oficial del plátano fruta en las Ferias es de 7 pesos la libra, por qué lo tiene entonces a 15”. Pregunté al vendedor.

-“De qué tú hablas mija, esos precios son para enero, el guineo vale a 15 pesos si lo quieres”. Me dijo, casi insultado por mi intromisión.

No importó que explicara que el periódico había publicado la lista con los precios topados en las áreas de Ferias, no  importó que le fotografiara la mal pintada cartelera con los precios ni que le intentara mostrar desde mi celular la tabla; hizo caso omiso a mis reclamos y para colmos, recibí improperios de muchos que, al parecer no les dolía desembolsar más del doble de su valor, y comenzaron a gritar que si no tenía dinero para pagarlo, no demorara más la cola.

Desasosiego, dolor, ira, eso sentí minutos más tarde; cómo es posible que el pueblo sepa que lo están timando y no actúe para impedirlo, cómo se explica que a la vista de todos dígase inspectores, organizadores y  responsables de los camiones, se venda a precios mayores de los pactados. En mi recorrido, me rondaba la misma pregunta, será que nadie ve nada. Pues ante mis ojos la mayoría de los carros tenían uno o dos productos en los que, como se dice en buen cubano, no jugaba la lista con el billete. Hubo irregularidades, o mejor dicho, violación de precios.

naranja agria 1 Y no hay que ser matemáticos, si alguno de esos carros trajo 1 000 libras de plátano fruta y fueron vendidas a 15 pesos en vez de a siete, que era su precio topado; entonces a qué bolsillos fueron a parar los 8 000 pesos sobrantes.

No dudo de que el cuerpo de inspectores de la DIS haya multado, pero el hecho de que esos precios estuvieran visibles y se les permitiera a ese personal efectuar la venta, es cosa seria.
De esta jornada de sábado saqué varias lecciones que hoy quiero compartirles, que resumen, además, el sentir de muchos lectores que por diferentes redes sociales, vía telefónica y personal me hicieron llegar, y que hay que tener en cuenta para estrategias futuras que no deben demorar, pues la vida ha demostrado que cuando se quiere, se puede.

En primer orden, aplaudo la valía de topar precios en tiempos de crisis, pero la propuesta debe ser más abarcadora, incluir otros productos muy cotizados que su valor en el mercado callejero están por los cielos, dígase frijoles, berenjenas, habichuelas, quimbombó, ñame, lechuga, zanahoria, naranja dulce, ajo, cebolla; condimentos verdes como el culantro, perejil, ajo porro y otras frutas.

Un punto y aparte merece el tema de la carne, que en los particulares, de 350 pesos no baja, sigue subiendo y aún no ha llegado fin de año. En la voz populi esta interrogante preocupa a todos. ¿A cómo valdrá la carne de cerdo para el 31?

En prever está todo el arte de salvar, si a tiempo se toman alternativas, quizás muchas familias puedan garantizar al menos un pedacito de carne para las festividades de diciembre, como ha sido siempre nuestra tradición.

naranja agria 2Una revisión merece el precio del arroz, pues muchos creen que su calidad no es para un costo de 55 pesos la libra.

Se precisa, asimismo, ser cuidadosos con la información que se ofrece a nuestro medio de prensa, y digo esto porque junto a la lista de precios topados publicamos la cantidad de camiones que por municipio y empresa participarían en las Ferias, y para el área de la Avenida de Céspedes el número era 44. La realidad fue otra y allí permanecí por largas horas.

Cientos de comentarios emitieron criterios sobre el actuar del cuerpo de inspectores, que son en verdad quienes le ponen el cascabel al gato. Su accionar es decisivo en esta pelea por impedir el abuso y la alteración de precios; quizá se requiera una minuciosa revisión del actuar de cada uno, y voy a emplear una de mis frases preferidas: Confía pero controla.

aldría la pena que se revisara el tema de las pesas y que los camiones colgaran una pizarra informativa visible y legible, donde se puedan ver los precios -aunque algunos la tienen-; esa opción de escribir con tiza en el mismo camión se presta para confusiones, pues en ocasiones aparecen como borrados los precios y créanme que de buenas intenciones…

Otra inquietud es que muchos cuentapropistas y revendedores aprovechan las Ferias y compran los productos por sacos, mientras la población se eterniza para llevar 5 o 10 libras a lo sumo; y sé que está regulado, pero debe cumplirse, al menos mientras existan colas.

No por último deja de ser importante, y ha sido el mayor reclamo del pueblo, la necesidad de que se tope el precio de todos los productos agropecuarios para su venta en cualquiera de las modalidades en que se comercialice.

Y es que el vendedor o revendedor -que muchas veces no está patentado ni tributa al fisco o paga impuestos- ahora quiere ganar cinco y hasta 10 veces más que el propio productor que fue quien sudó la camiseta, el campesino que curtido por el trabajo de sol a sol, hace producir la tierra, prepara el suelo, lo abona, fertiliza, cultiva para luego recoger la cosecha.

Hay que tener en cuenta que sectores vulnerables como los jubilados y quienes reciben asistencia social, con una chequera no pueden adquirir muchos de estos productos que hoy exhiben precios como si hubieran sido cosechados  en el polo norte. Una libra de tomate 150, ají de ensalada 180, una jarrita como con 10 quimbombós a 50, un mazo de cebollín hasta 100, la libra de fruta bomba o guayaba a 30,  y ni hablar de los frijoles colorados 200 o 250 y el negro entre 180 y 200 pesos. Sin palabras.

Por otra parte, muchas personas no van a las Ferias por la edad, problemas de salud, escaso tiempo o porque les son lejanas a su lugar de residencia y se ven obligadas a comprar en la puerta de su casa o en el punto de venta más cercano.

En realidad el plato en la mesa hay que garantizarlo de domingo a domingo, y lo que muchos hacemos para que el salario supla estas y otras cuestiones, es casi un acto de magia; por eso apremia la regulación de los precios de todos los productos agropecuarios para su venta en cualquier espacio.

A riendas cortas, gana el pueblo

otro mas de naranja 1Las Ferias son una prioridad para la máxima dirección del Partido y el Gobierno en la provincia, que no descansa en buscar alternativas que ayuden a salir de la difícil situación con la alimentación por la que atraviesa el país.

Vale la pena preservar y potenciar este espacio, máxime si lo fundamental, lo más difícil lo tenemos, que son las producciones; que gracias al esfuerzo de muchos llegan al territorio cada sábado para las Ferias.

Transformar lo que anda mal depende solo de la voluntad de hombres y mujeres encargados de hacer y velar porque se hagan las cosas bien. Se requiere cambiar conductas, rectificar y trabajar unidos, no es avasallándonos entre cubanos, entre santiagueros, que saldremos de esta crisis que ha traído consigo una inflación.

No puede haber cabida para esos que hoy se creen el ombligo del mundo, porque tienen el dinero para comprar un camión de mercancías y en ocasiones prefieren que se les pudra antes de bajarles el costo.

En esta carrera que es la vida, quienes hoy adulteran precios, desvían camiones de productos, revenden al valor que se les venga en ganas, o se vuelven cómplices de lo mal hecho; son mañana los pacientes del médico que no pudo comprar la malanga a 65 pesos la libra, son quienes más deben agradecerle a la Revolución, a esa maestra que educa a sus hijos y que no puede pagar por una lechuga 70 o 100 pesos; a ese viejito que ayer fue un trabajador  ejemplar y que hoy busca y rebusca en sus bolsillos para ver si le alcanza.

Esos desalmados -que deberían no solo alimentar el cuerpo sino también su alma-, siguen recibiendo las bondades del Estado, siguen necesitando del panadero, la enfermera, la costurera y hasta del barrendero que mantiene su cuadra higiénica, y que no pocas veces tiene que retirarse sin comprar.

Soy optimista, a pesar de escuchar con frecuencia a quienes dicen que esto no lo arregla nadie; confío en que las aguas tomen su nivel, en que el pueblo sepa y aprenda a  reclamar sus derechos y cumpla a su vez con los deberes  ciudadanos; confío en la capacidad de quienes asumen puestos de dirección y en la celeridad de sustituir a quienes  se hacen los de la vista gorda con el abuso y las ilegalidades; confío en que si a camisa quitada se analiza cada línea de este trabajo periodístico -que es el sentir de miles de santiagueros-, sin buscar peros ni justificaciones, podemos transformar, perfeccionar y encauzar los caminos de un tema que es prioridad en Cuba: la alimentación del pueblo.

Ellos, los revendedores, los timadores, los oportunistas, no pueden seguir teniendo riendas sueltas mientras hayan miles como usted y como yo, que apostamos por un mundo mejor, por un mejor país.

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