No es otra cosa que “emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos”, como indicó el Comandante en Jefe el 1 de mayo del 2000. Eso es tarea, principalmente, de cuadros preparados no “de cumple tareas”, como sentenció el Presidente de la República. Mi objetivo no es cuestionar a quienes desempeñan una función administrativa o política, porque “en las condiciones de Cuba todos los cuadros son políticos”, en todo caso es contribuir a la aprehensión de un principio que decide la vida del país: la producción de bienes y servicios desde la localidad.
Durante la semana pasada visitaron nuestra Santiago de Cuba los miembros del Buró Político Salvador Valdés Mesa y Esteban Lazo Hernández, Vicepresidente de la República y Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado, respectivamente. Ambos intercambiaron con cuadros, funcionarios, trabajadores y con el pueblo, al tiempo que reflexionaban sobre la toma de decisiones, el trabajo en equipo y una eficiente gestión de gobierno, desde el consejo popular hasta la Administración Central del Estado.
En cierto lugar, Lazo Hernández, como solo él sabe hacerlo, preguntó en un tono tan conversacional que pudo comprobar que un centro educativo ubicado en un polo productivo del territorio, mostraba déficit de viandas y hortalizas; debiendo ser atendido por esa Empresa altamente productiva. Con su mirada lo decía todo, y yo interpreté -y me convencí- de que muchísimas cosas no dependen “de arriba”, porque “abajo” es donde se resuelven; sí, ¡abajo es donde se resuelven!
Ninguno de los miembros del Parlamento, del Consejo de Ministros, el director de alguna empresa de competencia nacional o los responsables políticos y gubernamentales a nivel provincial son omniscientes y mucho menos omnipresentes. Para acercarse a tales atributos están la Constitución, las leyes y las políticas generales que se aprueban para aplicarse en toda la República, pero adecuadas -fundamentalmente las políticas- a las características específicas de cada municipio e incluso, comunidad.
Debemos negarnos, rotundamente, a que sea una práctica que alguien “de arriba” promueva la solución de un problema que jamás debió existir. Es en la base, con las facultades que tienen los cuadros a esa instancia, donde debe ganarse en operatividad.
Al respecto Valdés Mesa dijo, con toda autoridad, que “a no ser la papa, la carne, la leche, el café, los huevos y los productos de la canasta básica familiar normada, todos los precios se aprueban en los municipios y son de obligatorio cumplimiento para todos los actores económicos”.
Una y otra vez esos dos revolucionarios, de humildísimos orígenes, recordaban a Fidel y todo lo que se hizo para salvar la Patria, la Revolución y el Socialismo durante los difíciles años 90. Los dirigentes, sentenciaron, tienen que ser los primeros en todo y, con su ejemplo, invocar a las masas. La soberanía y seguridad alimentaria son posibles, lo que se hace en Laguna Blanca, El Alambre, La Minerva, Riverí y otros polos productivos y áreas en desarrollo agropecuario, así lo demuestra.
En resumidas cuentas, y a tono con lo reiterado por el Primer Secretario del Comité Central, “tiene que haber sensibilidad ante los problemas de la gente. El cuadro que tiene esa sensibilidad, va a estar constantemente en la base, porque va a ir buscando los problemas y las respuestas allí. El que no tiene esa sensibilidad, se escuda en el escenario donde dirige, y se molesta mucho cuando alguien plantea algo que va contrario a lo que él piensa o a lo que él cree que está bien.
“La historia de la Revolución nos ha enseñado que, mientras más debatimos, salen mejores soluciones (…) Los jefes, deben ser modestos y humildes, esas cualidades las aprecia mucho nuestro pueblo”.
