Entonces, el viernes, en ese sitio y en las 18 subsedes distribuidas por toda la capital, volverá el encuentro del público lector con propuestas editoriales enaltecedoras; propósito al que no renuncia una Isla que invierte en la industria del libro, pese a un contexto de crisis económica y recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de Estados Unidos a Cuba. Se trata, en esencia, de la voluntad de un proyecto nacional que ha puesto a la cultura como una de sus prioridades irrenunciables.
Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro y del Comité Organizador de la Feria, ha afirmado que se trata de un «esfuerzo extraordinario»; un regalo, como parte de la resistencia creativa y junto a un pueblo que quiere estar cerca del arte. «Es desafiar el tiempo que vivimos para ofrecer una respuesta colectiva».