Su camino comenzó a forjarse en la niñez, a golpe de talento y sacrificio; ya con 33 años y una trayectoria exitosa, asegura que gracias al deporte supo lo que era la inclusión social para una persona con discapacidad.
Meses antes de los Juegos Paralímpicos de París 2024, Durand avizoraba su retiro de la actividad deportiva, aunque no alcanzaba a definir cómo afrontaría ese hecho, pues su objetivo era llegar a la gran cita en buenas condiciones, según compartió con Sierra Maestra.
Con las metas cumplidas y coronas en los 100, 200 y 400 metros (m), categoría T12 (débiles visuales profundos), puede valorar la dimensión de todo lo que ha experimentado en el último período, especialmente cómo vivió la carrera de los 200 m, que cerró su trayectoria por todo lo alto.
“Fue un día lindo, emocionante, de nostalgia por tener que dejar la pista, pero de mucha satisfacción porque terminé siendo la mejor del mundo en mi categoría”, dijo la multicampeona paralímpica a la prensa santiaguera.
Salió evidentemente conmovida del Estadio de Francia, pero muy feliz, con su onceno título en certámenes de este tipo y, sobre todo, con la tranquilidad de haber cumplido los objetivos que se había propuesto como deportista.
“Soy una atleta realizada, obtuve todas las medallas en los eventos en los que participé. Nunca alcancé una que no fuera de oro, es un orgullo grandísimo que me llevo; mi compromiso es seguir apoyando al movimiento paralímpico, dondequiera que me encuentre.
“Es mi misión, para que este movimiento cubano crezca cada día más, para que se vea lo que somos: atletas que merecemos el reconocimiento, pero también el apoyo de todos”, afirmó.
Omara no se olvida de su guía Yuniol Kindelán, quien la acompañó en sus incursiones deportivas y fue parte de momentos memorables. “Estuvimos trabajando juntos durante nueve años, terminamos siendo hermanos, muy buenos amigos y eso influyó muchísimo.
“Fue un eslabón importante que no se pudo separar, hasta el final; gracias al trabajo que hicimos, y por supuesto a la guía de Miriam, pudimos alcanzar tantos resultados bonitos”, expresó también sobre su entrenadora.
Después de haber culminado su etapa activa en el deporte, recibir el título honorífico de Héroe del Trabajo en la República de Cuba es un orgullo inmenso. “El reconocimiento más grande que he tenido en el país, el reconocimiento a mis resultados durante tantos años en eventos multidisciplinarios: paralímpicos, panamericanos, y mundiales.
“El General del Ejército tocó mi pecho y que eso lo voy a llevar siempre en mi vida personal y profesional; esto hace que me comprometa cada día más con la Revolución”, recordó sobre la ceremonia de condecoración, que tuvo lugar en La Habana, el pasado mes de diciembre.
Para ella, es igualmente valioso el afecto que le profesa el pueblo cubano, que siempre ha premiado sus logros de forma genuina. “No solamente a mí, sino a todos los atletas paralímpicos, es increíble cuántas personas nos encontramos que nos siguen y estuvieron pendientes a los Juegos.
“El tratamiento hacia las personas con discapacidad en Cuba es bastante parejo, aunque todavía tenemos que cambiar mentalidades y sensibilizar corazones. Sí he sido retribuida, sobre todo con cariño, amor y apoyo”.
Las expresiones de gratitud y los reconocimientos del Partido y el Gobierno en Santiago de Cuba tienen gran importancia. “Es la ciudad donde nací, donde me crié y me inicié en el deporte; a pesar de haber ido a vivir a La Habana después de incorporarme al equipo nacional, nunca dejé de competir por la provincia porque me siento identificada y los santiagueros merecen que los representara durante toda mi carrera”, concluyó Durand, a quien se le confirió recientemente la condición de Hijo Ilustre de esta ciudad.
Más que consagrada en su disciplina, Omara vive a plenitud la nueva etapa en su vida, junto a sus seres queridos, aquellos que animaron cada zancada suya y la motivaron a buscar siempre la victoria en las pistas.