Camejo es un libro lleno de historias, uno puede saberlo porque menciona la lucha clandestina del Ejército Rebelde, su misión internacionalista en la República Popular de Angola y el paso por las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
"Al Che lo vi por primera vez cuando triunfó la Revolución; yo formé parte de la Fuerza Aérea Rebelde, él piloteaba avionetas frecuentemente, pero en una ocasión muy particular se perdió un compañero en la Ciénaga de Zapata, así que trabajé en el equipo con él preparando todo para el rescate. Ya todos habíamos escuchado sobre el Guerrillero Heroico en la toma de Santa Clara, en Uvero…Se referían a él como el guerrillero y médico argentino que vino en el Granma; había simpatía, pero verlo allí tan preocupado y tan comprometido, fue impresionante. Le di la mano y le miré a los ojos, fue un momento muy emocionante.
Gracias a su empeño, fui a estudiar a la antigua República de Polonia. En mis labores en la mina que se llama Cayo Juan, a unos 20 kilómetros de Moa, llegaron un día Raúl Castro, Vilma Espín y el Che con su esposa, en sus visitas para atender y mejorar las condiciones de vida del barrio, no era la primera vez, allí eran muy queridos por las labores sociales que habían dado seguimiento en el pueblo. Llamaron a los que éramos combatientes y nos preguntaron si estábamos de acuerdo en ir a estudiar; el Che sacó una agenda bastante humilde y anotó mi nombre.
La última vez que lo vi, estábamos en una reunión. Recuerdo que después de un análisis profundo de una situación técnica que había en una industria en Holguín.
Uno de los trabajadores le dice: "Óigame dentro de un par de días, eso se resuelve", y él respondió: "En dos días no da tiempo, vamos a tratar las cosas con profundidad, entrégueme la solución en una semana".
Cuando culminó el encuentro, yo sabía que le estaban preparando un almuerzo con carne de macho, ñame... Solo con un comentario, él sospechó, se volteó y expresó: "Yo voy a comer con los trabajadores ", hizo la cola en el comedor obrero, pagó la comida, que era arroz blanco y un puré de garbanzos.
“Su atención por cada detalle, por las personas, su sencillez, su capacidad de escuchar y entender, su personalidad excepcional, son cualidades que recuerdo con mucho cariño, como un hombre de nuestro tiempo y de todos los tiempos. La Revolución ha sentido su falta y en su honor ha seguido sus pasos, firmes y rebeldes".