El profe Reinaldo Rosado Roselló estaba 11 de julio en la UCI. Aseguraba el traslado de nuevos ingresos y, al tiempo, conversaba con el personal médico y los jóvenes voluntarios que cuidan a unos 1 000 pacientes positivos, que se encuentran en la universidad.
Cerca del mediodía fue a su hogar a almorzar y justo cuando se cambiaba la ropa para trabajar en el patio de la casa, vio en redes sociales lo que ocurría en San Antonio de los Baños.
Cubadebate comparte con sus lectores las historias de dos hombres que fueron víctimas de las acciones violentas desatadas hace un año.
“Nadie podrá arrebatarnos la tranquilidad”: Las historias que deja el odio y la violencia pagada