Mira, si me preguntas a mí, diría que la elegí con la misma pasión que hoy me sostiene. Que a veces tengo ganas de dar puñetazos a la pared, que otras me lleva arrastrando los pies con desilusión cuando no logro lo que me propongo, cuando no puedo cambiar lo que creí posible; pero la mayoría de las veces me enorgullece por lo increíble que la comunicación y lo necesaria para quienes confían en los medios.
Es impresionante cómo las tecnologías han transformado la manera de consumo de información por los públicos, tan demandantes siempre. Hoy, con más de una década de graduada aprendo como en un aula con los que la estudian, conocedores de reels, programas de diseño, infografías, inteligencia artificial, redes sociales…
Si me preguntas por qué elegí ser periodista diría entonces porque es aprender todos los días. Lograr maravillarse con las personas que conoces, cada una con historias que estremecen, por comunes que parezcan. Es quedarte en la memoria histórica de tu provincia con tu visión de la realidad. Es intentar desde las palabras un mundo mejor.
Lo elegiría otra vez, por supuesto. Ser periodista es para quienes sueñan, son perseverantes y sensibles, para quienes aman y creen en el poder de la palabra.
El periodismo se incuba dentro de uno y se multiplica a nivel celular, incluso aun cuando no se ejerce en los medios o se está jubilado. Ser periodista es una condición, más que profesión. ¿Por qué lo elegí? Categórica respondería: ¡que no podría ser otra cosa!.