
Orlando Guevara Núñez
Uno de los hechos que asombran cuando se estudia lo relacionado con el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953, es la forma en que se obtuvieron los recursos para financiarlo.
Se ha repetido con mucho énfasis por el gobierno que el pueblo no secundó el movimiento. Nunca había oído una afirmación tan ingenua y, al propio tiempo, tan llena de mala fe (…) Santiago de Cuba creyó que era una lucha entre soldados y no tuvo conocimiento de lo que ocurría hasta muchas horas después. ¿Quién duda del valor, el civismo y el coraje sin límites del rebelde y patriótico pueblo de Santiago de Cuba? Fidel Castro, La historia me absolverá
Una de las patrañas más inverosímiles de la dictadura batistiana a raíz del asalto al Cuartel Moncada, fue tratar de hacer creer a la opinión pública que esa acción había pasado inadvertida para el pueblo. Era parte de su empeño para callar verdades y tergiversarlas.
El año en que se produce al asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo (1953) estuvo marcado- al contrario de lo afirmado por defensores de aquel régimen de oprobio- por graves problemas económicos.
La historia ha confirmado una verdad inobjetable sobre las acciones del 26 de julio de 1953, cuando, bajo la jefatura de Fidel Castro, fueron asaltados los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo. Allí, más que contra dos posiciones enemigas y los militares que las defendían, se combatió contra un sistema social injusto.
Siempre que se aproxima la fecha gloriosa del 26 de Julio, su evocación, inevitablemente, nos conduce al recuento. A veces, nos ocupa la parte épica del hecho; otras, los frutos de la simiente ese día sembrada.
Entre los asaltantes al Moncada asesinados el 26 de julio de 1953 estuvo el joven Boris Luis Santa Coloma. Fue valiente en la vida y con valor enfrentó la muerte.