Como parte de esas patrañas, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, de forma cínica e irresponsable, en una lista que debería estar encabezada por ese propio gobierno, incluyó a Cuba entre los Estados Patrocinadores del
Terrorismo Internacional. En esa lista sobra Cuba y falta el gobierno yanqui.

¿Por qué necesita mentir sobre Cuba el gobierno
norteamericano? El Ministerio de Relaciones Exteriores cubano ha desenmascarado la esencia de esa campaña. Necesita mentir para sostener el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba hace más de seis décadas, medida que durante más de 30 años consecutivos ha recibido el aplastante rechazo de la Asamblea General de las Naciones, Unidas, sin que la prepotencia imperial haya respetado esa decisión.

Utilizan la mentira para intentar respaldar ante la opinión pública internacional las constantes medidas de guerra económica, entorpecer las transacciones financieras cubanas, incluso sancionando ilegalmente a empresas e instituciones de otros países que no han cumplido con los dictados estadounidenses, violando así las más elementales normas del comercio, del derecho internacional y de soberanía de las naciones.

El objetivo final, bien es conocido, consiste en destruir a la Revolución y regresar a Cuba el capitalismo brutal que, por decisión de los cubanos, no tendrá jamás presente en este país.

En una ocasión, la mentira repugnante consistió en acusar a Cuba sobre “una supuesta falta de medidas en el sistema bancario cubano para enfrentar el lavado de dinero y las transacciones financieras vinculadas al terrorismo”. Aquí el cinismo y la doble moral llegan al ridículo. Porque la limpia posición cubana y la bochornosa trayectoria de los Estados Unidos en el tema mencionado, son totalmente comprobables y dejan poco margen al engaño de las personas, organizaciones y gobiernos honestos del mundo.

El gobierno de Biden, heredó, pero adoptó como hijo propio, el terrorismo de los Estados Unidos contra Cuba, iniciado desde 1959, cuando acogió como héroes a los torturadores, asesinos y ladrones expulsados del poder en nuestro país, y desde entonces los protege y les ofrece la más plena libertad para sus acciones terroristas.

En días recientes, el propio gobierno yanqui decidió excluir a Cuba de su lista de países que no cooperan con Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo. Es el colmo de la incoherencia y la ridiculez. O lo que es lo mismo: Cuba coopera en la lucha contra el terrorismo y a la vez lo patrocina.

Varios gobiernos en el mundo, organizaciones y
personalidades, han exigido sacar a Cuba de una lista en la que nunca debió estar.

Hoy un genocidio que conmueve al mundo, el crimen de Israel sobre el pueblo palestino, tiene como principal sostén al gobierno norteamericano, el que, con un cinismo sin límites, ha vetado en el Consejo de Seguridad de la ONU el cese al fuego, le asignó al agresor 24 mil millones de dólares como ayuda, le sigue suministrando armas y le ha dicho a los estadounidenses que eso no es un genocidio, sino una inversión que fortalecerá la economía de ese país y proporcionará nuevas fuentes de empleo, al tiempo que reprime las manifestaciones de estudiantes y activistas que defienden la causa palestina y se oponen a la barbarie israelí y al apoyo yanqui.

Cuba tiene el derecho de exigir a Estados Unidos el cese de esa política hostil hacia nuestro país. Y también de denunciar las reiteradas mentiras de ese gobierno para tratar de lesionar la estabilidad y la propia existencia de la Revolución cubana.

En esta lucha, Cuba, como arma principal, utiliza su verdad, su razón, su ejemplo, su ética y su moral. Estados Unidos sigue mostrando al mundo el lodo de sus mentiras.