Santiago de Cuba,

El más de un millón que duele

03 August 2024 Escrito por  Yamilé C. Mateo Arañó
Tomada de Internet

En el reciente encuentro de la Asamblea Nacional del Poder Popular fue un tema de prioridad la emigración. Además de la modificación de las leyes que rigen este proceso, una cifra caló profundo en toda Cuba. Más de un millón de habitantes han emigrado en los últimos años, considerando esta una de las mayores crisis migratorias de las últimas décadas.

¿Las causas? La sabemos y la sufrimos hasta de más. Cada vez se sienten con mayor fuerza los efectos de una política asfixiante contra nuestro país, que boicotea cada anhelo de prosperidad colectiva. Hay hazañas que no se cuentan, pero que se realizan todos lo días para lograr que lleguen a nuestro país los alimentos, combustibles, medicamentos, materias primas y todo lo necesario para la vida diaria de un pueblo, burlando el bloqueo económico impuesto al gobierno cubano.

Tanto tiempo intentando sobrevivir se vislumbra en industrias deterioradas por años de explotación sin reparaciones capitales, sectores de la economía deprimidos por el encarecimiento de las materias primas o del equipamiento, dificultades para conseguir las divisas que facilitan las compras en el mercado internacional.

Miles de alternativas económicas se han intentado en nuestro país con el propósito de mejorar, solo hay que pensar en los últimos tiempos cómo la economía se ha transformado con la esperanza de lograr mayores ingresos para las arcas nacionales y para quienes aportan en cada jornada laboral. Pero el contexto lo dificulta cada vez.

Las carencias nos alcanzan, y se sienten en la mayoría de los hogares los efectos de la inflación. Es así que muchos buscan entonces prosperidad económica en otros países. Estados Unidos, el mayor receptor, ha contabilizado más de 600 000 cubanos que han entrado por sus fronteras, aunque hay miles en estos momentos esperando su aprobación. Otros países de Latinoamérica y España son también destino de los cubanos.

Una cifra resuena aún, ¡más de un millón! Lo sospechábamos, pero ahora estamos seguros. Y por supuesto que esta cifra le duele a Cuba. Porque se alejan del país los más jóvenes, los profesionales, las mujeres en edad fértil. Claro que anhelamos que cada joven vea a esta nación como la posibilidad de realizar sus proyectos de vida, que sean ellos los que aporten con sus ideas y conocimientos, que ayuden a empujar a Cuba y verlos alejarse es sentirnos, de alguna manera derrotados.

Pero en la familia, las ausencias pesan un poco más. A pesar de que muchos creen que cuando un miembro del hogar emigra mejorará -que de muchas maneras es así-, sobre todo por la garantía de mayores ingresos económicos que aseguran la calidad de vida; es también un dolor para quien se queda y para quien se aleja.

Eso lo saben las madres que deben conformarse con el abrazo tras la pantalla del celular, que sienten la impotencia de no poder estar en el nacimiento de sus nietos, cuando hay un problema de salud o en alguna celebración. Eso no lo compensa nada.

La emigración carga con la tristeza de dejar atrás a los padres ancianos y la certeza de que quizás no podrán disfrutarlos los últimos años de vida. En muchos casos, hasta con la agonía de dejar niños pequeños, esperanzados de que en el futuro podrán reunirse a pesar de los momentos importantes perdidos.

Más que números son rostros que desaparecen del barrio, del centro de trabajo o de los encuentros de amigos. Cada vez son menos. Eso lo siente Milena, que desde que está en el círculo infantil ha visto partir a cuatro de sus mejores amigos, y ella solo tiene 11 años. O mi vecina, que asegura que cada vez son menos en las fiestas familiares. O mi amiga, que siempre soñó con una casa propia, la construyó y la pobló con mucho esfuerzo, y ahora “la vende con todo adentro”, sabiendo que en otras fronteras, una casa propia es un sueño lejano.

Por supuesto que duele; pero nos queda seguir intentándolo con creatividad para salir a flote. Sin olvidar a los que tienen menos mientras pretendemos sobrevivir en medio de una política hostil contra Cuba que asfixia. No hay crisis que sea para siempre, sé que saldremos y será este el lugar para materializar nuestros sueños, y los de ese más de un millón, que hoy no están.

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