En este sentido, “el ingenio Dos Ríos de Palma Soriano está inmerso en un ambicioso plan de reparación y mantenimiento con el objetivo de asegurar una próxima zafra exitosa, y cumplir con el plan de 20 mil 811 toneladas de azúcar planificadas”, asegura a Sierra Maestra el ingeniero Osvaldo Arias Quesada, administrador de la industria.
Tras el cierre de la campaña pasada inició el habitual período de mantenimiento y recuperación, con la mira puesta en la producción eficiente del cristal de azúcar, de acuerdo con las dificultades acaecidas en la contienda anterior.
Las labores de reparación se han dividido en dos fases, “primero se realiza una revisión exhaustiva y limpieza de toda la maquinaria, siguiendo la Norma Técnica 52, con el fin de asegurar su buen estado, así como detectar posibles fallos; luego se ejecutan reparaciones específicas, como la restauración de los 432 tubos de la caldera principal, la modernización del sistema de inyección y rechazo del agua, la actualización del sistema de presurizado y la puesta a punto de la planta eléctrica”, comparte Arias Quesada.
Se pudo constatar que el ingenio azucarero avanza modestamente, superando el plan inicial del 32% en un 34,9%. Para garantizar las reparaciones se movilizaron recursos de otros centrales azucareros inactivos, debido a las dificultades para adquirir piezas nuevas en el mercado internacional. Las pruebas de funcionamiento están programadas para los días 3 de diciembre (prueba inicial) y el 14 de diciembre (prueba oficial), esta última determinará si se cumplen las condiciones para el inicio de la zafra.
Del 14 al 20 del mismo mes se planea la producción de 780 toneladas de meladura a partir del procesamiento de 6 244 toneladas de caña.
Con la mira en la zafra 2025-2026
La zafra es, aun con las dificultades que ha presentado en los últimos años, una de las tareas que mayor organización y previsión conlleva por su importancia estratégica para el país.
Por eso, desde ahora se trabaja en la preparación de la contienda venidera, con el objetivo de lograr una campaña exitosa. “Para la etapa de siembra de frío se tienen previstas 321 hectáreas (ha), de las cuales, hasta la fecha se han sembrado 123,5 ha”, declara a este semanario Liober Quiala García, jefe del grupo de caña de la industria.
La principal dificultad que enfrenta el ingenio en este momento es la falta de combustible. Por ejemplo, en septiembre se necesitaban 17 mil litros de combustible; sin embargo, hasta el día 23 -cuando se obtuvo la información- solo habían llegado 1 540 litros.
“El tiempo apremia, ya que el límite para la siembra es el 15 de octubre, después de esa fecha la producción se ve afectada”.
En junio, la escasez de combustible obligó a Azcuba a ajustar el plan de siembra a 565 ha. De estas, 232,47 ha se han sembrado en primavera y 331,37 ha en frío, quedando por sembrar 208,5 ha, de las cuales, a pesar de estar ya preparadas solo se han surcado 18. Las lluvias de agosto también han dificultado la preparación del terreno.
No obstante, el ingenio se mantiene optimista. Se estima una producción de 100 086,71 toneladas de caña, con un rendimiento de 29 toneladas por ha.
Aunque esta cifra se encuentra por debajo de la media nacional (35-40 toneladas), la producción de esta zafra se utilizará como semilla para la próxima.
En este punto se encuentra el Central Dos Ríos, perteneciente a la Empresa Agroindustrial Azucarera (EAA) de igual nombre, para recibir el próximo periodo de corte y procesamiento de la gramínea. Apostando por una zafra 2024-2025 de mayor producción, en aras de abastecer el mercado nacional y la canasta básica familiar.
Para esto se trabaja sin descanso y se adoptan las medidas necesarias para recuperar este importante rubro de la economía nacional, siendo este ingenio determinante para cumplir los planes, con materia prima tanto de sus estructuras como de las pertenecientes a las EAA Julio Antonio Mella (Mella) y América Libre (Contramaestre).
La industria palmera, que no pudo cumplir lo pactado para la zafra precedente, también ha de garantizar la autosuficiencia energética y el necesario aporte a la red al Sistema Electroenergético Nacional, lo que será posible gracias a la sustitución de una turbina averiada por una nueva tecnología.
Las mieles, aguardientes y otros derivados de la caña de azúcar se encuentran, además, entre lo que esta empresa agroindustrial debe elaborar, haciendo un uso eficiente de sus recursos humanos, materiales y financieros; de manera especial del combustible que el país destina al efecto, como refirió este rotativo en ediciones anteriores.
El central Dos Ríos se encuentra en una encrucijada. Su historia, marcada por zafras exitosas, ahora se enfrenta a la complejidad de cumplir con lo planificado y retomar su lugar como uno de los baluartes en la producción de azúcar en el país. Su recuperación es, sin duda, un desafío complejo, pero no imposible.
La voluntad de cambio, la innovación y la búsqueda de soluciones serán claves en este empeño y así lograr una transformación sustancial en el actual contexto que enfrenta el pueblo ante la carencia del preciado grano.